UN
MOMENTO CON DIOS
Propiedad
de Dios
"Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó las tinieblas a luz admirable; pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia." (1 de Pedro 2. 9 – 10)
Si hay
un cuento universal es el del patito feo; un patito que nace y crece junto a
sus otros hermanos pero que es diferente a ellos, que su apariencia no es como
la de los demás y el color de sus plumas era diferente y sufre burlas y
desprecios de sus hermanos mientras crecía, con el paso del tiempo, este patito
feo, se convierte en lo que realmente es, un cisne elegante, grande y hermoso.
Aquel que había pasado por tantas cosas en su familia, se da cuenta que no
pertenecía ahí realmente, que su pueblo no era el de los patos sino el de los
cisnes.
Este
cuento infantil y que seguro que todos hemos escuchado en algún momento de
nuestra vida posee una moraleja muy grande, no debes dejar de ser diferente por
cómo eres, tarde o temprano encontrarás al lugar al que perteneces. Y esta
moraleja tiene relación con el texto que escribe Pedro. "Pero vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para
posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó las
tinieblas a luz admirable; pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero
ahora sois pueblo de Dios; no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis
recibido misericordia."
Nosotros
como gentiles no teníamos ninguna oportunidad de formar parte del pueblo de Dios,
no habíamos recibido misericordia, estábamos apartados, pero llego un momento,
por medio de Jesucristo, que la cosa cambió, de repente aquello que parecía
inalcanzable, fue realidad para nosotros y Dios nos transformó en algo
increíble, de repente pasamos a ser linaje escogido, es decir directamente
descendientes del Rey, real sacerdocio que pueden llevar los sacrificios y
ofrendas ante el trono de la gracia, una nación santa y pueblo comprado por Dios
para pertenecerle a Él.
Antes
éramos patitos feos, pero Dios nos compró y nos llamó a pertenecer a su pueblo.
¡Qué grande es esto!
A
menudo las personas fundamentan su concepto de sí mismas en sus logros; pero
nuestra relación con Cristo es mucho más importante que nuestras tareas,
éxitos, riquezas o conocimientos.
Hemos
sido escogidos por Dios como su propiedad, y hemos sido llamados a
representarlo delante de otros. Recordemos que nuestros valores vienen como
resultado de ser hijo de Dios, no como producto de lo que podamos lograr. Somos
personas valiosas por lo que Dios hace y no por lo que nosotros hacemos.
Hay un
propósito en todo esto, anunciar las virtudes de quien nos trajo de las
tinieblas a la luz, anunciar las cosas buenas del carácter de aquel que tuvo
misericordia. En otras palabras, tiene el objetivo de que anunciemos al mundo
que Dios es Santo, Poderoso, Justo, Amor, Soberano, Omnipresente, Omnisciente,
que proclamemos todos sus atributos y reconozcamos ante los hombres que Dios es
nuestro Rey y Padre.
¡Proclamemos
hoy las virtudes de quién nos ha dado vida y que todo nuestro ser proclame su
nombre!
Dios
les bendiga abundantemente.
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