UN MOMENTO CON DIOS
Orar en el Espíritu
“Yo haré cualquier cosa que en mi nombre ustedes me pidan. Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes.
Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes. Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo. En aquel día, ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí, y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también lo amaré y me mostraré a él”. (Juan 14. 16 – 21)Si entendiéramos de verdad lo
que sucede durante la oración, invocaríamos al Señor con mayor frecuencia y con
mayor confianza. Las oraciones del creyente no son solo palabras; tenemos el Espíritu
Santo, quien se comunica por nosotros y lleva nuestras necesidades al Señor.
El Espíritu Santo es parte de
la Trinidad, así que conoce la mente de Dios de manera íntima: “¿Quién
entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino sólo el
espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu
de Dios sabe lo que hay en Dios.” (1 Corintios 2. 11)
El Espíritu Santo por ser
omnisciente y omnipotente como el Padre, comprende por completo las
circunstancias por las que oramos, incluso lo que no se ve o que nos
desconcierta. Además, el Espíritu habita en cada creyente y conoce la mente y
el corazón de cada uno de nosotros. Con este pleno conocimiento, el Espíritu Santo
puede llevar a cabo Su tarea de asegurarse de que nuestras peticiones coincidan
con los deseos del Padre. A tal efecto, ÉL habla en nuestro espíritu y abre
nuestra mente a las Sagradas Escrituras.
El hecho de que Dios da su Espíritu
a todos los creyentes revela el valor que le da a la comunicación entre Él y Sus
hijos. Y así, nuestro Padre Celestial provee el mejor Ayudador posible para
asegurarnos de que podemos estar en sintonía con Su voluntad; en otras
palabras, siendo sabios, pacientes y entregados del todo a ÉL. Pero no
tendremos ninguna de esas cualidades a menos que cultivemos el hábito de hablar
con el Señor.
Los cristianos no debemos
sentirnos culpables por no estar seguros de cómo orar. El Espíritu Santo que
mora en nosotros conoce nuestras necesidades y deseos, así como también la
mente y la voluntad del Padre y los detalles de cada situación. ÉL habla a Dios
a nuestro favor y nos enseña a orar.
Dios les bendiga
abundantemente.
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