domingo, 5 de noviembre de 2023

Un momento... Causas del desánimo

 


UN MOMENTO CON DIOS

Causas del desánimo

 

 “Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.”  (2 Corintios 4. 16)

 

El desánimo puede golpearnos desde muchos ángulos, consumiendo nuestra productividad y nuestras energías. Los creyentes prudentes sabrán cómo detectar su origen para evitar sus paralizantes consecuencias.

Entre sus causas están:

1. Frustraciones no resueltas. Esto se aplica a decepciones causadas por expectativas no cumplidas, tanto nuestras como de otras personas.

2. Críticas constantes. Si somos criticados con frecuencia, es natural pensar, “¿Qué pasa conmigo?” Pero, a menos que Dios nos revele algo por medio de esos comentarios, debemos aprender a ignorarlos.

3. Creer que nadie nos escucha. La reacción natural ante esto es el alejamiento.

4. Sentir que nuestros esfuerzos no son apreciados. Podemos entregarnos tanto a nuestro trabajo, que si alguien no reconoce nuestros esfuerzos, lo sentimos como un rechazo personal.

5. Un mal ambiente de trabajo. Muchos creyentes disfrutan lo que hacen, pero notan la malicia de sus compañeros de trabajo, o a la falta de disposición a reconocer sus esfuerzos. Esto puede hacer extremadamente difícil que se sientan motivados para ir a su trabajo cada día.

6. Falta de oportunidades. La búsqueda de un trabajo en donde podamos hacer el mejor uso de nuestros dones y capacidades, puede agotar a una persona. Lo mismo puede suceder con una persona a la que se le limita la libertad para hacer innovaciones.

Muchas veces, son las personas que vemos cada día las que parecen causarnos más desánimo.

Leamos de nuevo la lista. ¿Nos parecen familiares algunos de los escenarios anteriores? Si es así, pidamos fortaleza a Dios para enfrentar con renovada confianza a estos desalentadores externos. El Dios de toda gracia pronto y personalmente vendrá para restaurarnos y hacernos fuertes, firmes e inamovibles.

El deseo de Dios es que vivamos animados, entusiasmados, llenos de vitalidad, y que nos sobrepongamos a todo lo que sea negativo y que pueda afectar nuestra vida emocional.

Por tanto, no desmayemos, aunque este nuestro hombre exterior se vaya desgastando; pero con la ayuda de Dios nuestro hombre interior se renueva de día en día.

Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario