UN MOMENTO CON DIOS
Causas del desánimo
“Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” (2 Corintios 4. 16)
El desánimo puede golpearnos
desde muchos ángulos, consumiendo nuestra productividad y nuestras energías.
Los creyentes prudentes sabrán cómo detectar su origen para evitar sus
paralizantes consecuencias.
Entre sus causas están:
1. Frustraciones no
resueltas. Esto se aplica a decepciones causadas por expectativas no
cumplidas, tanto nuestras como de otras personas.
2. Críticas
constantes. Si somos criticados con frecuencia, es natural pensar, “¿Qué
pasa conmigo?” Pero, a menos que Dios nos revele algo por medio de esos
comentarios, debemos aprender a ignorarlos.
3. Creer que nadie nos
escucha. La reacción natural ante esto es el alejamiento.
4. Sentir que nuestros
esfuerzos no son apreciados. Podemos entregarnos tanto a nuestro trabajo,
que si alguien no reconoce nuestros esfuerzos, lo sentimos como un rechazo
personal.
5. Un mal ambiente de trabajo. Muchos
creyentes disfrutan lo que hacen, pero notan la malicia de sus compañeros de
trabajo, o a la falta de disposición a reconocer sus esfuerzos. Esto puede
hacer extremadamente difícil que se sientan motivados para ir a su trabajo cada
día.
6. Falta de
oportunidades. La búsqueda de un trabajo en donde podamos hacer el mejor
uso de nuestros dones y capacidades, puede agotar a una persona. Lo mismo puede
suceder con una persona a la que se le limita la libertad para hacer
innovaciones.
Muchas veces, son las personas
que vemos cada día las que parecen causarnos más desánimo.
Leamos de nuevo la lista. ¿Nos
parecen familiares algunos de los escenarios anteriores? Si es así, pidamos
fortaleza a Dios para enfrentar con renovada confianza a estos desalentadores
externos. El Dios de toda gracia pronto y personalmente vendrá para restaurarnos
y hacernos fuertes, firmes e inamovibles.
El deseo de Dios es que
vivamos animados, entusiasmados, llenos de vitalidad, y que nos sobrepongamos a
todo lo que sea negativo y que pueda afectar nuestra vida emocional.
Por tanto, no desmayemos,
aunque este nuestro hombre exterior se vaya desgastando; pero con la ayuda de Dios
nuestro hombre interior se renueva de día en día.
Dios les bendiga abundantemente.
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