UN MOMENTO CON DIOS
Confianza en medio de la
prueba
“Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores.” (Salmo 34. 4)
A través de toda la
Biblia el mensaje fundamental que encontramos es que Dios salva. No es que
Dios evita el sufrimiento, los problemas, el hambre y la prisión. Lo cierto es
que Dios obra en medio de esas pruebas, y milagrosamente fortalece y protege a
Sus hijos y hace que salgan victoriosos.
En el pasaje de hoy
leemos: “Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores.”
¿Acaso Dios evitó al hombre
caer en pruebas? No. Sin embargo, Dios oyó al pobre hombre en su hora de mayor
necesidad y lo libró de todas sus angustias. Y por eso él pudo
decir: "Gustad, y ved que es bueno el Señor; dichoso el hombre que
confía en Él."
Quizás en ocasiones Dios evite
que nos sucedan cosas terribles, pero muchas veces el problema en el cual nos
encontramos es el medio que el Señor utiliza para manifestarse en nuestras
vidas y bendecirnos de manera que lleguemos a conocerlo íntimamente.
Dios pudo haberle evitado a
Daniel el foso de los leones. Pudo haberles evitado la cárcel a Pablo y a
Silas. Pudo haberles evitado el horno de fuego a los tres jóvenes hebreos. Pero
ninguno de ellos, ni aquellos que les rodeaban, hubieran conocido el poder y el
amor de Dios obrando en sus vidas.
El Señor nunca ha prometido
mantenernos lejos de los lugares difíciles. Lo que ÉL ha prometido es estar a
nuestro lado al atravesar esos lugares difíciles y allí, en medio de ellos,
darnos la victoria.
¿Estamos en estos momentos en
una situación difícil? Pongamos nuestra confianza en Dios y ÉL nos ayudará. ÉL
puede usar nuestro sufrimiento para darnos un carácter probado y un mayor
crecimiento espiritual.
Si ponemos en Él nuestra
confianza, Dios nos sacará de la prueba en total victoria. Confiemos en Él
porque Él siempre ha sido, es y será absolutamente confiable. Jesús les dijo a
sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo." (Juan 16. 33). Ésta es la clave de una vida
victoriosa, no la ausencia de problemas sino la fe en quien puede resolver
todos los problemas.
Una corta historia cuenta que
un pequeño niño iba en un avión comercial, el cual piloteaba su padre. El vuelo
se iba desarrollando normalmente; todo estaba muy tranquilo y en calma, cuando
de pronto a cierta distancia al frente del avión se divisó un área de tormentas
eléctricas a través de las cuales tendrían que pasar. Inmediatamente se
encendieron los letreritos indicando a los pasajeros que se pusieran los
cinturones de seguridad. Al mismo tiempo una aeromoza recorrió el pasillo para
asegurarse de que todos estaban siguiendo las instrucciones. Al llegar al
asiento del niño, ella notó que éste estaba dormido y con mucho cariño lo
despertó, y le dijo: -“Mi amor, abróchate el cinturón porque vamos a pasar
por una zona de mucho peligro”.- El niño la miró y le preguntó: -“¿Es mi papá
el que va manejando el avión?”-. -"Sí"-, le dijo ella.
-"Entonces no hay problema"- replicó el niño, y de nuevo cerró sus
ojos, no sin antes abrocharse el cinturón de seguridad.
¿Creemos que si se presenta
una prueba en nuestra vida reaccionaríamos con la misma confianza en nuestro Padre
Celestial que este niño tuvo en su papá?
Si no es así, oremos pidiendo
al Señor que aumente y fortalezca nuestra fe de manera que seamos capaces de
obtener la victoria en cualquier situación que se presente, por difícil que
esta sea.
Dios les bendiga
abundantemente.
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