jueves, 23 de noviembre de 2023

Un momento... La fuente de nuestra confianza

 


UN MOMENTO CON DIOS

La fuente de nuestra confianza

 

"Vivid siempre alegres en el Señor. Otra vez os lo digo: vivid con alegría. Que todo el mundo os reconozca por vuestra bondad. El Señor está a punto de llegar. Nada debe angustiaros; al contrario, en cualquier situación, presentad a Dios vuestros deseos, acompañando vuestras oraciones y súplicas con un corazón agradecido. Y la paz de Dios, que desborda toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos por medio de Cristo Jesús". (Filipenses 4. 4 – 7)

 

Cuando nuestra seguridad descansa en Dios y demostramos convicción en cuanto a sus promesas, tenemos paz. Pero esta actitud calmada no va a permanecer mucho tiempo si mezclamos la confianza en ÉL con la seguridad en nosotros mismos.

Todos notarán que fue Dios quien inspiró nuestra confianza cuando nos vean tener éxito de maneras inesperadas o mostrar un gozo y una paz interior inexplicables en las situaciones más difíciles.

Pablo escribió el pasaje de hoy estando en la cárcel, rodeado de incomodidades, siendo humillado y torturado, y esperando que en cualquier momento lo ejecutarán. Y aun así, su confianza en el Señor le permitía sentir tanto gozo que no podía dejar de exhortar a los Filipenses a que se regocijaran en todo momento.

La confianza es algo que no surge de la noche a la mañana como por arte de magia. Si alguna vez has llegado a confiar en un amigo o una amiga, seguramente fue el resultado de un trato frecuente por mucho tiempo, y de las situaciones que se presentaron a través de los años que crearon una intimidad y un conocimiento mutuo.

De manera similar sucede en el aspecto espiritual. Desarrollamos confianza en Dios al meditar diariamente en Su Palabra, al pasar tiempo con ÉL en oración, al permitir que Su Santo Espíritu transforme esas áreas de nuestras vidas que afectan la relación con nuestro Padre Celestial. Entonces llegaremos a conocer y comprender al Señor profundamente. Esto creará en nosotros una nueva fuente de confianza.

El apóstol Pablo era un hombre confiado por naturaleza. Durante la primera etapa de su vida su actitud reflejaba confianza en sus credenciales propias, es decir en su origen, educación y posición. Esta era la fuente de su seguridad. Sin embargo, desde el momento de su encuentro con Jesús en el camino a Damasco (Hechos 9. 1 - 6), Saulo de Tarso supo que su vida vieja había terminado y abrazó de todo corazón su nueva vida en Cristo.

Por eso, más tarde pudo declarar: “Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo”.  (Filipenses 3. 8)

Pablo pudo enfrentar las adversidades con valor. Su confianza no estaba puesta en sí mismo, sino en la presencia, la provisión y el poder de Dios a través de Cristo; por consiguiente, se mantenía fuerte.

En su carta a los Filipenses, Pablo expone claramente la razón por la cual podía vivir contento y confiadamente, lo mismo en escasez que en abundancia, tanto en las buenas como en las malas. Allí él escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4.13)

¿Cuál es la fuente de nuestra confianza?  Cuando la prueba y la aflicción llegan a nuestra vida, ¿hacia dónde dirigimos nuestra mirada? ¿Hacia nuestros conocimientos o nuestra experiencia o nuestra sabiduría? ¿O inmediatamente nos dejamos caer en los brazos del Señor y permitimos que ÉL tome todo el control de la situación?

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario