UN MOMENTO CON DIOS
Cuando nos sentimos
desanimados
“Con tus manos me creaste, me diste forma. Dame entendimiento para aprender tus mandamientos. Los que te honran se regocijan al verme, porque he puesto mi esperanza en Tu palabra.” (Salmo 119. 73 – 74)
Es muy tranquilizante conocer
que el Dios Todopoderoso que creó los cielos y la tierra está interesado en
nuestra situación y se ocupa por nuestro bienestar. Hemos sido creados por el
Supremo Ser que posee toda la inteligencia. De hecho, ¡la inteligencia fue
creada por Él!
Cuando analizamos lo que
significa la vida y la maravillosa creación del cuerpo humano podemos
vislumbrar y admirar cuán grande e impresionante es la inteligencia de Dios.
Esa misma inteligencia produjo un plan maravilloso para que tú y yo
anduviésemos en él.
En Sus manos tiene el poder
para realizar maravillas y prodigios, tantos como sean necesarios para
devolvernos la paz y la tranquilidad a nuestras vidas.
Su poder no tiene límites y
nada es imposible para Él. Por lo tanto, nuestra confianza está bien
fundamentada y nunca seremos defraudados.
Muchas veces, a pesar de que
conocemos bien estas verdades, nos dejamos llevar por el pesimismo y el
desánimo. La desesperanza hace presa fácil de nosotros porque ponemos mayor
atención a nuestros problemas que en Aquel que tiene todo el poder y la
autoridad para solucionarlos.
Dejemos ya de pensar cuán
grande es nuestro problema y la situación que estamos atravesando y pongamos nuestra
mirada y nuestra esperanza en el Señor Jesucristo, autor del universo y todo
cuanto el contiene.
No es que dejaremos de
enfrentar problemas. Es que éstos, ya no representarán la amenaza y la angustia
que hasta ahora habían significado para nuestra vida.
Pongamos nuestra confianza en
el Señor y la paz que sobrepasa todo entendimiento llenará nuestro ser y podremos
descansar. Cuando ponemos nuestra esperanza en Dios, no sólo nos beneficiamos a
nosotros mismos, sino que beneficiamos a otros que pueden apreciar la obra de Dios
en nuestras vidas y en consecuencia dan la gloria a Dios con regocijo.
Pongamos nuestra esperanza en
Dios y disfrutemos de Sus múltiples bendiciones.
Dios les bendiga abundantemente.
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