domingo, 1 de diciembre de 2024

Un momento... La comunión original con Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

La comunión original con Dios 

 

“Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo”. (2 Corintios 5. 21)

 

La misión del amor de Dios comenzó antes del huerto del Edén. Antes de la fundación del mundo ya lo largo del tiempo, Dios se movía progresivamente hacia una meta: la restauración de su relación original con el hombre.

Antes de ser expulsados ​​del huerto, Adán y Eva recibieron ropa de pieles de animales. Este acto de Dios, sacrificar la vida de estos animales para cubrir el pecado del hombre, fue un presagio del futuro sacrificio de Cristo, el cual nos dio salvación verdadera y completa. 

Cristo no tenía ninguna necesidad personal de convertirse en pecado. Por el contrario, Cristo es descrito como el hombre sin mancha, el Cordero perfecto de Dios. Sin embargo, por amor a nosotros, aceptó cargar con nuestros pecados, tomar nuestro lugar y sufrir las consecuencias de nuestras acciones.

Uno de los principales problemas del hombre es que no puede comprender el valor de la justicia, ni tampoco la clase de justicia que Dios requiere. En este versículo, Pablo nos muestra el valor de la justicia divina: es tan importante que requiere la vida del Hijo de Dios.

Como se indica en este versículo, se nos llama a ser "justicia de Dios" en Cristo. Es decir, se nos llama a ser santos, justos y llenos de la gracia de Dios. Es importante recordar que esta es nuestra vocación divina, y que debemos dedicar nuestras vidas a buscar la santidad y la justicia del Reino de Dios.

Cristo vino al mundo en una misión de amor. Mediante su gran sacrificio, somos restaurados a nuestro lugar original de comunión con nuestro Creador.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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