UN MOMENTO CON DIOS
Amor eterno
“El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres, a aliviar a los afligidos, a anunciar libertad a los presos, libertad a los que están en la cárcel” (Isaías 61. 1)
Nuestro mundo actual no es muy
distinto al mundo en el cual nació Cristo. Inestabilidad política, guerra,
opresión y pesar eran realidades diarias tanto en aquel entonces como lo son
ahora. La gente de aquella época buscaba lo mismo que anhelamos hoy: paz, amor,
seguridad y un sentido de propósito.
Cristo Jesús vino a revelarse
como el camino para que el corazón humano experimente paz verdadera,
contentamiento y amor eterno. Todo el que ha vivido para la satisfacción
mundana sabe que la esencia del mundo siempre es efímera. Ni la experiencia más
maravillosa de amor humano puede llenar nuestro vacío interior de verdad.
El amor incondicional y
gratificante que Cristo vino a mostrarnos es nuestro, cuando lo aceptamos y
recibimos su don de gracia. Y en su amor, por fin encontramos lo que siempre
anhelábamos.
Isaías 61. 1 nos anima a
seguir los pasos de Jesucristo en nuestra vida diaria. Debemos ser portadores
de buenas noticias a los demás y tener un corazón bondadoso para ayudar a aquellos
que están necesitados. También debemos ser conscientes de que la libertad es
algo que Dios desea para todos sus hijos y nuestra misión es ayudar a los demás
a encontrar su libertad en Jesús.
Dios les bendiga
abundantemente.
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