UN MOMENTO CON DIOS
Caminar por fe
“Derribó a los reyes de sus tronos y puso en alto a los humildes”. (Lucas 1. 52)
La Biblia nos recuerda que
muchas personas de fe no vieron el fruto de su esperanza hasta que
experimentaron una severa prueba. En ciertos casos, nunca llegaron a ver
respuestas concretas a algunas de sus oraciones. Pero esto no les impidió creer
en Dios día a día.
No hubo ningún profeta que
escribiera en Israel durante cuatro siglos, pero hombres y mujeres como Simeón
y Ana, personas consagradas que esperaban con ansias al verdadero Mesías, aún
creían con fe que el Señor haría justo lo que dijo que haría. No habían perdido
la esperanza, ni siquiera a su edad avanzada. No es sorpresa que hayan
reconocido de inmediato al tan esperado Mesías cuando lo vieron en los brazos
de su madre, aunque nadie más lo haya reconocido.
No importó el que la familia
del Señor fuera pobre, y trajera al templo el sacrificio menos costoso. Simeón
y Ana reconocieron la realidad de inmediata, porque estaban en comunión
constante con Dios, caminaban por fe y no por vista.
En un mundo donde a menudo el
brillo del éxito y el poder deslumbran, el versículo 'Quitó de los tronos a los
poderosos y exaltó a los humildes' nos recuerda que la grandeza verdadera no se
mide por lo que poseemos, sino por la humildad que cultivamos en nuestro
interior. La justicia divina no se detiene ante la apariencia, y nos invita a
construir puentes de solidaridad y amor, reconociendo el valor de cada ser
humano. En la sencillez de lo cotidiano, encontramos la oportunidad de ser
fuertes en la humildad y de ser verdaderamente grandes ante los ojos de Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
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