Encuentro con Cristo
“María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados”. (Mateo 1. 21)
La palabra "Jesús" viene
del hebreo "Yeshua", que significa "Jehová es salvación".
Así, desde el mismo momento de su nacimiento, el niño que va a ser llamado
Jesús tiene un nombre que anuncia su misión en la tierra: salvar a la humanidad
de sus pecados y reconciliarla con Dios. Este nombre es el que ha sido invocado
a lo largo de la historia por millones de cristianos en todo el mundo, como
símbolo de esperanza, salvación y amor divino.
Imaginemos el asombro de los
pastores cuando un ángel del Señor les habló, seguido de multitudes de huestes
celestiales que llenaban el cielo nocturno con luz y música sobrenatural. E
imaginemos la emoción que sintieron al dejar sus campos y rebaños para
encontrar lo que el ángel les había anunciado.
Pero la experiencia más
impactante que tuvieron aquella noche fue conocer al Mesías cara a cara. Fue
algo que movió sus corazones a adorar. Los ángeles les dijeron a los humildes
pastores quién era aquel niño en el humilde establo, y sus corazones deseosos
les permitieron reconocerlo y darle el honor y la adoración que merecía como
Rey.
Asimismo, cuando conocemos a
Cristo y vemos quién es en verdad, la comprensión de su amor y gloria llenará
nuestros corazones con acción de gracias por la Salvación que Él nos da y hará
que queramos conocerlo mejor.
La obra salvadora de
Jesucristo es una expresión del amor incondicional de Dios hacia la humanidad.
A través de la encarnación, vida, muerte y resurrección de su Hijo, Dios nos
muestra que está dispuesto a todo por nuestra salvación y nos invita a amarlo y
seguirlo.
La salvación es una promesa y
un don que solo podemos recibir por la gracia de Dios, mediante la fe en
Jesucristo. No es algo que podamos conseguir por nuestros propios medios, sino
que nos es dado gratuitamente por el amor divino.
Dios les bendiga
abundantemente.
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