UN MOMENTO CON DIOS
El nacimiento de Cristo cambió
vidas
“En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!» Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: —Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado”. (Lucas 2. 13 – 15)
Los profetas del Antiguo
Testamento no sabían cuándo se cumplirían sus palabras; solo proclamaban lo que
el Espíritu de Dios les revelaba. Así pues, cuando Isaías profetizó: “He aquí,
una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel” (Mateo
1. 23; Isaías 7. 14), no tenía idea de cuándo sucedería.
Emanuel significa “Dios con
nosotros”. La presencia de Jesucristo en la Tierra fue el primer paso para
restablecer la intimidad con Dios que el hombre había perdido en el huerto del
Edén. La vida de Cristo fue la expresión personal del amor de Dios hacia
nosotros.
La noche en que Cristo nació,
los pastores se convirtieron en sus primeros testigos.
Desde su nacimiento hasta su
ascensión, Cristo cambió la vida de quienes lo conocieron. Gracias a que su
amor cambia lo que toca, sigue impactando nuestro mundo. Y mediante quienes
hemos sido transformados por su amor, sigue alcanzando a los perdidos con su
mensaje de salvación. Al igual que los pastores en esa primera Navidad,
nosotros somos sus mensajeros en la actualidad.
¿De qué manera Cristo cambió nuestra
vida? ¿Qué mayor regalo podría ofrecernos que compartir su amor con quienes
sufren o quienes andan sin rumbo en la vida?
Hoy, celebremos el nacimiento
de Cristo y de todas las maneras en que nos ha demostrado su amor
incondicional. Luego vayamos y digámosles a otros que Él también los ama con
amor perfecto.
Dios les bendiga
abundantemente.
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