lunes, 23 de diciembre de 2024

Un momento... No era solamente un bebé

 




UN MOMENTO CON DIOS

No era solamente un bebé

 

“Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz”. (Isaías 9. 6)

 

Isaías 9. 6 nos invita a reflexionar sobre la inmensa gracia que Dios nos ha otorgado al enviarnos a Jesús. Este niño no solo llegó como un simple bebé, sino como el cumplimiento de una promesa divina que transforma nuestras vidas.

Un bebé común y corriente no habría sido precedido por cientos de profecías sobre su nacimiento, vida y muerte. Un bebé común y corriente no habría sido concebido de la manera más milagrosa posible. 

Un bebé común y corriente no habría ameritado que huestes celestiales anunciaran su nacimiento. Un bebé común y corriente no habría inspirado a pastores a dejar atrás sus rebaños para encontrarlo. Un bebé común y corriente no habría impulsado a los magos del oriente a emprender un viaje para localizar. 

Un bebé común y corriente no habría hecho que valiera la pena la larga espera de Simeón, ni habría puesto alabanza en los labios de Ana. Un bebé común y corriente no se habría convertido en el hombre que dio vista al ciego, oído al sordo, libertad al cautivo, vida al muerto y perdón al culpable. Un bebé común y corriente no se habría convertido en el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. 

Isaías 9. 6 es una hermosa descripción del nacimiento de Jesús y de lo que Él significa para nosotros. Jesús es nuestro salvador, nuestro amigo y nuestro guía en todas las cosas. Que podamos recordar siempre la importancia de mantener a Jesús en el centro de nuestras vidas y permitirle ser nuestro "Admirable consejero", "Dios fuerte", "Padre eterno" y "Príncipe de paz".

No. Él no era un bebé común y corriente. Era, es y siempre será Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores. 

Que Su presencia en nuestras vidas pueda traernos la paz perfecta y la tranquilidad en todas las cosas

En cada desafío y en cada alegría, Jesús es la luz que nos guía, el refugio que nos abraza y la paz que nuestro corazón anhela. Abracemos este regalo y dejemos que su amor y sabiduría nos acompañen en cada paso que damos.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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