miércoles, 6 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 9. 7 - 10



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pero ustedes, ¡tengan muchos hijos y llenen el mundo con ellos! Dios también les dijo a Noé y a sus hijos: Miren, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con sus descendientes, y con todos los animales que están con ustedes y que salieron de la barca: aves y animales domésticos y salvajes, y con todos los animales del mundo”.  Génesis 9. 7 – 10


La palabra "llenad" es especialmente significativa porque sabemos que existía una civilización antes del Diluvio y, ahora vemos que habría otra después del Diluvio.
Lo primero que Dios le pidió a Noé es que fuesen fecundos y que se multiplicasen para poblar la tierra. Debía tener lugar una propagación de la raza.
Tenemos que recordar que Dios expresó este mandamiento bajo circunstancias especiales, ya que en la actualidad vivimos en una época de explosión demográfica y el exceso de población ocasiona graves problemas.
Sin embargo, en aquellos tiempos Noé se encontró en una situación única, porque él y su familia eran los únicos seres humanos que habitaban la tierra.
Imaginemos que, acostumbrados a estar siempre rodeados de gente saliéramos un día a la calle y descubriéramos que estamos solos en el mundo. Imaginemos cómo se habrán sentido Noé y su familia ante semejante experiencia.
La frase "vuestra descendencia después de vosotros" incluye a la totalidad de la raza humana. Todas las criaturas de Dios están incluidas en este pacto. El profeta Isaías predijo una época en la que el león y el cordero morarían juntos en perfecta armonía. En su epístola a los Romanos el apóstol Pablo dijo que en esta era, toda la creación está sufriendo y gimiendo, como si estuviese experimentando dolores de parto.
Dios hizo este pacto con Noé, que afecta a los descendientes de Noé y a todas sus criaturas, hasta el momento en que la tierra sea redimida, hasta que su Reino se establezca.
Dios les bendiga abundantemente.

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