TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Pero ustedes, ¡tengan
muchos hijos y llenen el mundo con ellos! Dios también les dijo a Noé y a sus
hijos: Miren, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con sus
descendientes, y con todos los animales que están con ustedes y que
salieron de la barca: aves y animales domésticos y salvajes, y con todos los
animales del mundo”. Génesis 9. 7 – 10
La palabra
"llenad" es especialmente significativa porque sabemos que existía
una civilización antes del Diluvio y, ahora vemos que habría otra después del
Diluvio.
Lo primero que Dios le pidió
a Noé es que fuesen fecundos y que se multiplicasen para poblar la tierra.
Debía tener lugar una propagación de la raza.
Tenemos que recordar que
Dios expresó este mandamiento bajo circunstancias especiales, ya que en la
actualidad vivimos en una época de explosión demográfica y el exceso de
población ocasiona graves problemas.
Sin embargo, en aquellos
tiempos Noé se encontró en una situación única, porque él y su familia eran los
únicos seres humanos que habitaban la tierra.
Imaginemos que,
acostumbrados a estar siempre rodeados de gente saliéramos un día a la calle y
descubriéramos que estamos solos en el mundo. Imaginemos cómo se habrán sentido
Noé y su familia ante semejante experiencia.
La frase "vuestra
descendencia después de vosotros" incluye a la totalidad de la raza
humana. Todas las criaturas de Dios están incluidas en este pacto. El profeta
Isaías predijo una época en la que el león y el cordero morarían juntos en
perfecta armonía. En su epístola a los Romanos el apóstol Pablo dijo que en
esta era, toda la creación está sufriendo y gimiendo, como si estuviese
experimentando dolores de parto.
Dios hizo este pacto con
Noé, que afecta a los descendientes de Noé y a todas sus criaturas, hasta el
momento en que la tierra sea redimida, hasta que su Reino se establezca.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario