TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Allí Jacob hizo esta
promesa: Si Dios me acompaña y me cuida en este viaje que estoy haciendo, si me
da qué comer y con qué vestirme, y si regreso sano y salvo a la casa de mi
padre, entonces el Señor será mi Dios.
Esta piedra que he puesto como
pilar, será casa de Dios; y siempre te daré, oh Dios, la décima parte de todo
lo que tú me des.”
Génesis 28. 20 – 22
Vivimos en un tiempo en que
se nos ha inculcado una mentalidad materialista y egoísta, en la que lo primero
de todo somos nosotros, y necesitamos consumir para sentirnos bien con nosotros
mismos.
Jacob huía de su hermano que
le quería matar y se encuentra con Dios y hace un pacto con Él, le pide que le
alimente y le vista y entonces decide poner una señal. "Y esta
piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te
daré el diezmo.” Jacob entendió algo, todo lo que tenía venía de Dios, y
se marcó el diezmo como el agradecimiento hacia aquello que Dios le había dado.
Diezmo vs ofrenda, el gran
debate. Cuando se entra en el tema del bolsillo aquí es cuando todos nos
ponemos un escudo e intentamos que nos afecte lo menos posible.
Al dar más importante que la
cantidad esta la disposición del corazón. Dar a Dios el diezmo es algo bueno,
siempre y cuando se entienda por qué se hace.
El problema radica
básicamente en que nuestro cristianismo no tiene a Dios en el centro, tiene al
ser humano, esto hace que aunque lo digamos realmente no creamos que todo lo
que tenemos es porque Dios nos lo ha dado.
Tenemos un trabajo gracias a
nuestros conocimientos y actitudes, ganamos dinero gracias a nuestro esfuerzo
diario, todo lo que tenemos es gracias a nosotros mismos, Dios en nuestras
mentes no cuenta para nada, y este es el origen del problema entre el diezmo y
la ofrenda, no está en la cantidad, está en que no reconocemos que lo que
tenemos es de Dios.
Ante esto cada uno debemos
reflexionar, creo que dar el diez por ciento de lo que tenemos a regañadientes
no honra a Dios, darlo para que los demás sepan lo que damos, no honra a Dios.
El diezmo o la ofrenda es
más que un signo de agradecimiento, es un reconocimiento que todo es de Dios.
Dar por legalismo no agrada
a Dios y trae aflicción a nuestro espíritu, en cambio “Dios ama al dador
alegre” ¿Qué tipo de dador somos nosotros?
Dios les bendiga
abundantemente.
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