martes, 12 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 15. 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo”.  Génesis 15. 6.

Dios le hizo una promesa a Abram, le prometió descendencia, sin ninguna duda el propósito de todo ser humano, que de su carne nazca alguien que siga su legado, y Dios le confirmó a Abram que esto sería así, “Y Abram creyó en el Señor, y él se lo reconoció por justicia.”

¡Abram tuvo fe en lo que Dios le dijo! La palabra fe, en griego es la palabra pistís y significa literalmente fidelidad.
Abram creyó en el Señor y eso produjo fe, produjo fidelidad. La justicia produce en nosotros la obligatoriedad de hacer cosas bien, pero para Dios la justicia de Abram no estaba en sus hechos, no estaba en los sacrificios, estaba en su fe, en creer en Dios, en la fidelidad.
Dios no demanda del ser humano sacrificios ni obras, Dios no espera de nosotros que cumplamos rituales ni nos azotemos, Dios se agrada en la obediencia y en la fidelidad.
Dios requiere fidelidad de nosotros, nadie quisiera vivir con otra persona que le engaña y tiene una relación con un desconocido, pero, ¡cuántas veces no hacemos nosotros eso con Dios!
En lugar de vivir una vida fiel, nos convertimos en adúlteros espirituales, cambiando la fidelidad y fe a Dios por el amor al dinero, al desenfreno, a los placeres de nuestra carne, a nuestros deseos, a nuestras familias, trabajos y hobbies.
Pero aún en nuestra infidelidad Dios sigue siendo fiel y tiene misericordia para quienes se vuelven y se acercan a Él arrepentidos.
Por lo tanto, tengamos fe en Dios, seamos fieles a nuestra relación con Él y si estamos siendo infieles volvamos a arreglarnos con Dios.
Su fidelidad y su misericordia son eternas y nuestra justificación esta en seguir siendo fieles hasta el final.
Dios les bendiga abundantemente.

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