TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Abraham salió del lugar
donde estaba y se fue a la región del Négueb, y se quedó a vivir en la ciudad
de Guerar, entre Cadés y Sur. Estando allí, decía que Sara, su esposa, era
su hermana.
Entonces Abimélec, el rey de Guerar, mandó traer a Sara para
hacerla su mujer; pero aquella noche Abimélec tuvo un sueño, en el que
Dios le dijo: Vas a morir, porque la mujer que has tomado es casada”. Génesis 20. 1 – 3.
Todos hemos estado alguna
vez bajo la mirada de alguien que nos vigila para nuestro bien, para guardarnos
de hacer algo mal o de equivocarnos. En ocasiones la supervisión puede ser algo
molesto, puede causarnos incomodidad, pero que habría sido de nuestras vidas
sin la supervisión de nuestros padres, maestros, amigos, y podemos poner el
nombre de cualquier persona que ha sido influyente en nuestra vida; seguramente
no seríamos las personas que somos ahora.
Algo así le sucedió a
Abimelec, recogió a Sara, la cual para él era hermana de Abraham, pero no llego
a acostarse con ella. Dios le iba a quitar la vida, y él se
defendió "Entonces Dios le dijo en el sueño: Sí, yo sé que en la
integridad de tu corazón has hecho esto; y además, yo te guardé de pecar contra
mí". Abimelec obró bien, pero no por su voluntad, sino porque la gracia
protectora de Dios le guardó de pecar.
Todo ser humano tiende a
hacer el mal, desde pequeños, basta que nos digan que no debemos hacer algo
para que en nuestro interior se cree una necesidad y una ansiedad por hacerlo.
Cuando Dios hizo el pacto
con Noé dijo “porque la intención del corazón del hombre es mala desde su
juventud”. Aún más lejos va el rey David “todos se han
desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni
siquiera uno.” Todos podemos sentirnos identificados con esta realidad,
nos encanta hacer el mal, nuestro corazón tiende a estas cosas.
Pero Dios sigue siendo fiel
igual que con Abimelec, si algo hacemos bien es gracias a que su perfecta
gracia nos lleva a hacerlo “porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas”.
Es tan difícil que hagamos
el bien que Dios tuvo que preparar obras buenas para que las pudiésemos hacer.
Pablo lo expresa a la
perfección “Pues no hago el bien que deseo, sino el mal que no quiero, eso
practico”.
Dios tiene el control por
completo de la voluntad humana, por nuestras fuerzas no podemos hacer el bien.
Pidamos a Dios que nos enseñe y nos muestre sus buenas obras hoy para poder
andar en ellas.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario