TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Después el Señor le dijo a
Noé: «Entre toda la gente de este tiempo, sólo tú vives de acuerdo con mi
voluntad. Por lo tanto, entra en la barca junto con tu familia”. Génesis 7. 1
El arca representa la
salvación para todos los hombres. La puerta es la puerta de gracia. Llegará un
momento cuando la puerta de gracia será cerrada por Dios. Su gracia tiene un
límite para el pecador. Si el pecador no se arrepiente a tiempo, Dios, el
Misericordioso, tendrá que cerrar la puerta de gracia para dejar lugar al
juicio condenatorio.
El arca era la
salvación de Noé y la condena para el mundo. No
existen segundas oportunidades para los que se quedan al margen y no
reciben a Jesús como la puerta.
Juan 10. 9 -10: “Yo soy
la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará
pastos. El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
El diluvio no fue un
desastre natural, sino el justo castigo de Dios. Aunque se dio advertencia,
casi todo el mundo la pasó por alto.
¿Por qué? Jesús así lo
explicó: “En aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los
hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que
Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió
a todos” (Mateo 24.38, 39).
En este relato de la Biblia,
podemos encontrar lecciones para nuestra
vida espiritual. Vemos el rechazo de Dios por el pecado.
A Dios no le “dolió en su
corazón” el hecho de que destruiría la tierra, Él tiene el poder para
reorganizar los elementos terrestres nuevamente; su dolor vino como
consecuencia de la profundidad del mal que había en el corazón de sus criaturas
descarriadas. Esto le rompía el corazón a Dios. Pero el amor y la justicia de
Dios encontraron una forma efectiva de frenar el mal desenfrenado en la
humanidad.
El amor a veces tiene que
disciplinar. Y esta fue una de esas tristes ocasiones. Pero en la preservación
de Noé y su familia así como en el carácter justo de este siervo de Dios en
medio de aquella generación perversa.
El pecado no es la única
alternativa. Una vida justa puede existir aun en medio de la más profunda
degeneración humana.
Seamos, como Noé, un “pregonero de justicia” de Dios
(2 Pedro 2.5).
Dios les bendiga
abundantemente.
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