sábado, 2 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 5. 1 - 2



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Ésta es la lista de los descendientes de Adán. Cuando Dios creó al hombre, lo hizo semejante a él; los creó varón y mujer, y les dio su bendición. El día en que fueron creados, Dios dijo: Se llamarán hombres”.  Génesis 5. 1 – 2


Esta genealogía tiene grandes lecciones para nosotros. La humanidad es una sola familia. Ha crecido tanto que lo hemos olvidado.
Cuando vemos que el odio se esparce ante diferentes razas o etnias, he invade los corazones de los hombres, nunca debemos olvidar que venimos todos de Adán, todos en la tierra somos hermanos.
Nos recuerda que no se trata de nosotros, sino de Dios y su relación con el hombre.
No somos eternos, nuestra única garantía de eternidad está en Dios, aquí en la tierra sólo podemos perpetuar nuestro legado enseñando bien a nuestros hijos, para que amen a Dios, y sean su imagen.
Somos especiales y únicos, si a Dios no le importáramos como individuos, no se tomaría el trabajo de detallar las genealogías. No debemos olvidar lo valioso que somos, que nos conoce por nombre, que tenemos un rasgo de su imagen infinita en nosotros.
Dios cumple y respalda su promesa de salvación, Dios guía la vida hacia nuestra oportunidad de salvación en Jesús.
Dios recuerda la historia, de dónde venimos. Dios es Dios de familias, de generaciones. Eso nos recuerda la Promesa que hizo a la descendencia de Eva. Dios  sostiene a las familias de generación en generación. Dios de pactos. Fiel con los que hacen su voluntad. Dueño de la vida, quien concede hijos. Padre de Todos.
¿Cuál es la Buena Noticia? Dios no quiere que olvidemos que Él cumple de su promesa de libertad para la humanidad a través de las generaciones.
Somos importantes para Dios como individuos, Él no nos mira como uno del montón, nos conoce por nombre.
¡Somos centro del amor de Dios!
Dios les bendiga abundantemente.

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