TIEMPO DE REFLEXIÓN
“José es como una planta
junto al agua, que produce mucho fruto
y sus ramas trepan sobre el muro. Los arqueros lo odian, le tiran flechas
y siempre lo están molestando; pero José tiene brazos fuertes
y mantiene firme su arco; ¡gracias al Dios poderoso de Jacob!
,y sus ramas trepan sobre el muro. Los arqueros lo odian, le tiran flechas
y siempre lo están molestando; pero José tiene brazos fuertes
y mantiene firme su arco; ¡gracias al Dios poderoso de Jacob!
¡gracias al nombre del Pastor, el protector de Israel!, ¡gracias al Dios de tu padre, que te ayudará; al Dios todopoderoso, que te bendecirá!
¡Con bendiciones del alto cielo! ¡Con las bendiciones del mar profundo!
¡Con bendiciones de los pechos y del vientre! Tu padre te bendijo más
de lo que mis padres me bendijeron. Hasta el fin de los montes eternos,
estas bendiciones estarán sobre la cabeza de José, que fue escogido entre sus hermanos”.
Génesis 49. 22 – 26.
La bendición para José fue
una de las más largas, y también estaba relacionada con su nombre. En
hebreo es “Yosef”, que significa: Él añadirá.
Con José, el Señor añadió un
hijo a la familia de Jacob. Pero ese nombre resultó profético, porque
todo lo que él tocaba, prosperaba.
La vida de José se
caracterizó por ser fructífera y muy productiva, lo cual fue de gran bendición,
no sólo para él sino para los que le rodeaban.
Sin embargo José tuvo que
atravesar muchas pruebas para llegar a obtener esa bendición.
Fue vendido como esclavo por
sus propios hermanos, desterrado de su tierra y encarcelado injustamente por
años en ese lugar.
Pero a pesar de todas las
aflicciones y contratiempos que sufrió José en su vida, él nunca se olvidó de
Dios. El conocía quién era Dios, y ese conocimiento le ayudó a
sobreponerse a cualquier adversidad, lo cual también está reflejado en la
bendición que su padre le dio.
Dios estuvo en todo momento
con él y lo ayudó en cada circunstancia difícil que le tocó vivir.
Así como Dios estuvo con
José, está con cada uno de sus hijos en cada momento de nuestras vidas y nos
ayuda. Las pruebas son escalones que nos ayudan a crecer y fortalecernos en
Dios para estar preparados para cumplir el propósito que Él tiene para nuestras
vidas y recibir Su bendición.
Dios les bendiga
abundantemente.
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