TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Dios le dijo a Jacob:
«Levántate y vete a vivir a Betel. En ese lugar harás un altar al Dios que se
te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.» Entonces Jacob dijo a su
familia y a todos los que lo acompañaban: Saquen todos los dioses extraños que
hay entre ustedes, báñense y cámbiense de ropa.
Vámonos pronto a Betel,
pues allá voy a construir un altar en honor del Dios que me ayudó cuando yo
estaba afligido, y que me ha acompañado por dondequiera que he andado”.
Génesis 35. 1 – 3.
La idolatría es un hecho que
ha existido durante toda la historia del ser humano, ya desde el principio se
pueden ver restos históricos de dioses que fueron adorados por antiguas razas
como incas, aztecas, etc. En nuestro tiempo la diferencia no es tan grande, la
tecnología ha avanzado, el ser humano ha hecho descubrimientos increíbles, pero
su necesidad interior de adoración a un ser superior sigue estando latente, se
siguen buscando personas, animales, vegetales, materiales, imágenes y por
supuesto la misma persona a la que adorar.
Jacob aunque había vivido y
andado con el Dios de sus padres pero todavía no era para él su único Dios. Pero en un momento de su vida
toma una fuerte decisión. Y finalmente Jacob ve que el Dios de sus padres es el
único Dios verdadero, no hay otro fuera de Él. Ante esta realidad elimina
cualquier resto de imágenes o cosas a las que rendir adoración.
Hay muchos tipos de
idolatría.
El hombre se ha convertido
en el centro de todo y para muchos Dios está a un costado. La psicología ha
enseñado que el ser humano debe sentirse bien y trata los sentimientos y la
mente para ir hacia ese camino, donde el ser humano es el centro, en cambio la
Biblia habla de que Dios es el centro y que lo importante no es el sentimiento
ya que "engañoso es el corazón del hombre". Sino que la Biblia es un
perfeccionamiento hasta ser como Jesucristo.
Ante esto solo nos queda una
solución "Quitad los dioses extranjeros que hay entre
vosotros".
Debemos hacer limpieza de ídolos y volvernos
al único Dios verdadero, el cual únicamente leyendo la Biblia podremos conocer.
Dios les bendiga
abundantemente.
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