TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Pero José les dijo: Por
favor, acérquense a mí. Cuando ellos se acercaron, él les dijo: Yo soy su
hermano José, el que ustedes vendieron a Egipto; pero, por favor, no se
aflijan ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido, pues Dios me mandó
antes que a ustedes para salvar vidas”. Génesis 45. 4 – 5
El ser humano, desde el
principio, desde que Adán y Eva pecaron ha querido gobernarse, tomar sus
decisiones, tener su propio libre albedrío. Esto es bonito e ideal como teoría,
pero desde la entrada del pecado el hombre perdió toda oportunidad de hacer el
bien, de gobernar correctamente por sus propias fuerzas. Basta que haya una
prohibición para que se empiece a formar en el interior de la persona una
necesidad imperiosa de romper la norma, de desobedecer.
Por mucho que queramos, por
más esfuerzo que pongamos siempre tenderemos hacia el mal, el hombre ha perdido
su original poder de decisión y su naturaleza pecaminosa determina su respuesta
ante cualquier situación, siempre ir en contra de Dios, siempre hacer el mal.
El hombre no puede autogobernarse, creemos que sí, nos gusta decirnos que es
así, pero nada más lejos de la realidad.
José entendió que sus
hermanos hicieron mal contra él, pero por encima de eso estaba la mano de
Dios en su vida, y el propósito que Él tenía.
No somos el centro del mundo
y hay alguien que gobierna y mueve la voluntad de las personas según su
voluntad, ese es Dios.
José podría haber estado
enojado con sus hermanos, en cambio en su reencuentro los
consuela "Ahora pues, no fuisteis vosotros los que me enviasteis
aquí, sino Dios.” José entendió que por encima del odio que sus hermanos
le tuvieron, que por encima de haber sido vendido, que no importaba haber sido
encarcelado injustamente y haber sido olvidado, Dios había tenido un plan que
era llevarle a donde él estaba.
Dios tiene un plan con cada
uno de nosotros, lo sepamos o no, el problema no está en Dios, está en nuestra
percepción de las cosas.
Dios es soberano, hace lo
que lo que quiere, cuando quiere, como quiere y cuando quiere, no somos nadie
para recriminarle nada a Dios “¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo
modela: Por qué me hiciste así?” No se le puede protestar a Dios, Dios
tiene el control de nuestras vidas, nada ocurre porque sí, todo es parte del
plan perfecto y de la voluntad perfecta de Dios Padre, ¿estás pasando malos
momentos? “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os
haré descansar”. ¿Estás contento? “Cante alabanzas”. ¿Estás
enfermo? “Él es que sana todas tus enfermedades”. ¿Estás
tambaleándote? “En Dios descansan mi salvación y mi gloria; la roca de mi
fortaleza, mi refugio está en Dios.” Y sobre todo confía en el Dios
soberano que hará que todo vaya según su voluntad.
Dios les bendiga
abundantemente.
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