TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Los hijos de Sibón fueron
Aiá y Aná. Aná fue el que encontró manantiales en el desierto, mientras estaba
cuidando los asnos de su padre Zibeón”. Génesis 36. 24
Todos hemos estado alguna
vez en la situación de encontrarnos a alguien que no esperábamos encontrarnos
pero que estábamos pensando en él. Es una alegría encontrarnos con aquellos a
quienes echamos de menos.
A veces las situaciones más
cotidianas pueden traernos momentos sorprendentes. Algo así le pasó a
Aná, "este Aná es el que descubrió manantiales en el desierto, cuando
apacentaba los asnos de Zibeón su padre."
¡Qué grata sorpresa! Salir a
trabajar y encontrarnos un gran tesoro, pero lo que ese Aná se encontró es
mejor aún, agua en el desierto, nada es más necesario en un lugar de
condiciones tan duras.
La verdad es que a veces en
cuanto a Dios somos demasiado místicos, esperamos experiencias y sensaciones
fuera de lo normal, convertimos a Dios en alguien lejano en vez de alguien
cercano.
Dios es un Dios natural que
se encuentra con sus hijos en lugares normales.
Dios estás en las cosas
cotidianas de nuestras vidas, en los pequeños detalles.
Quizá pensemos que hoy será
un día más, una nueva rutina, pero quizás sea hoy el día en que encontremos un
manantial en medio del desierto, el día en que una zarza arda y recibamos algo
especial de Dios, o que simplemente allí donde estemos Dios tenga la
misericordia como con los discípulos y Jesús nos diga: Sígueme.
¡Hoy puede ser un gran día,
vive expectante a la sorpresa de tu Padre!
Dios les bendiga
abundantemente.
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