TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Aunque José reconoció
a sus hermanos, ellos no lo reconocieron a él. Entonces José se acordó de
los sueños que había tenido acerca de ellos”… Génesis 42. 8 – 9
En la Biblia vemos muchas
historias, que de no ser por Dios, serían imposible que se cumplieran, mujeres
estériles dando a luz, un joven matando a un gigante con piedras, fuego cayendo
del cielo y consumiendo a idolatras, plagas azotando a un país entero a causa
del duro corazón de su gobernador, cuervos alimentando a profetas, nubes
durante el día y columna de fuego por la noche guiando a más de siete millones
de personas por un desierto, una joven mujer virgen dando a luz al mismo Dios.
¡Cuántas cosas increíbles
vemos en la Biblia que debieran darnos aliento!
En Israel estaban pasando
hambre, solamente Egipto y gracias a la buena gestión de un hebreo tenia
comida, solamente este pueblo había sido capaz de sobrevivir en un tiempo tan
complicado.
La situación de Israel y sus
hijos no era la mejor, ante esto se dirigen a Egipto para intentar conseguir el
sustento para llegar a sus últimos días, para sobrevivir.
Y allí estaba José, luego de
muchos años que sus hermanos lo vendieran por el sueño que había tenido el cual
había despertado sus celos.
Dios la había cumplido. José
seguramente la había olvidado, ya no tenía muchos sentido para él, al fin y al
cabo estaba en un lugar de honor, pero lo que Dios le prometió de joven, con el
paso de los años se convirtió en realidad.
Dios es un Dios de promesas,
la Biblia está llena de ellas, y Hebreos 11 nos habla de aquellos que
recibieron promesas y vivieron conforme a ellas, su vida se sostuvo en las
promesas que Dios les había dado, no las olvidaron, las guardaron en su corazón
y vivieron por ellas.
¡Qué gozo saber que Dios no
olvida lo que promete! "Dios no es hombre para que mienta”. Si
Dios te ha prometido algo, atesóralo en tu corazón, que sea tu fuente de ánimo
en la dificultad, quizá no sea algo específico, la Biblia está llena de
promesas de Dios, realmente debieran ser motivos de ánimo para nosotros.
Dios es un Dios de promesas,
pero hay una promesa que está por encima de todas, Él volverá en las nubes y
entonces “los muertos en Cristo resucitaran primero, entonces nosotros,
los que estemos vivos y permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos
en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor
para siempre.” Esta es la mayor promesa, Cristo volverá a por los que son
suyos, vive con esta esperanza, este debe ser el verdadero motor de nuestras
vidas.
Dios les bendiga
abundantemente.
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