lunes, 9 de diciembre de 2019

Tiempo... Génesis 42. 8 - 9



TIEMPO DE REFLEXIÓN

 “Aunque José reconoció a sus hermanos, ellos no lo reconocieron a él. Entonces José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos”…  Génesis 42. 8 – 9


En la Biblia vemos muchas historias, que de no ser por Dios, serían imposible que se cumplieran, mujeres estériles dando a luz, un joven matando a un gigante con piedras, fuego cayendo del cielo y consumiendo a idolatras, plagas azotando a un país entero a causa del duro corazón de su gobernador, cuervos alimentando a profetas, nubes durante el día y columna de fuego por la noche guiando a más de siete millones de personas por un desierto, una joven mujer virgen dando a luz al mismo Dios.
¡Cuántas cosas increíbles vemos en la Biblia que debieran darnos aliento!
En Israel estaban pasando hambre, solamente Egipto y gracias a la buena gestión de un hebreo tenia comida, solamente este pueblo había sido capaz de sobrevivir en un tiempo tan complicado.
La situación de Israel y sus hijos no era la mejor, ante esto se dirigen a Egipto para intentar conseguir el sustento para llegar a sus últimos días, para sobrevivir.
Y allí estaba José, luego de muchos años que sus hermanos lo vendieran por el sueño que había tenido el cual había despertado sus celos.
Dios la había cumplido. José seguramente la había olvidado, ya no tenía muchos sentido para él, al fin y al cabo estaba en un lugar de honor, pero lo que Dios le prometió de joven, con el paso de los años se convirtió en realidad.
Dios es un Dios de promesas, la Biblia está llena de ellas, y Hebreos 11 nos habla de aquellos que recibieron promesas y vivieron conforme a ellas, su vida se sostuvo en las promesas que Dios les había dado, no las olvidaron, las guardaron en su corazón y vivieron por ellas.
¡Qué gozo saber que Dios no olvida lo que promete! "Dios no es hombre para que mienta”. Si Dios te ha prometido algo, atesóralo en tu corazón, que sea tu fuente de ánimo en la dificultad, quizá no sea algo específico, la Biblia está llena de promesas de Dios, realmente debieran ser motivos de ánimo para nosotros.
Dios es un Dios de promesas, pero hay una promesa que está por encima de todas, Él volverá en las nubes y entonces “los muertos en Cristo resucitaran primero, entonces nosotros, los que estemos vivos y permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor para siempre.” Esta es la mayor promesa, Cristo volverá a por los que son suyos, vive con esta esperanza, este debe ser el verdadero motor de nuestras vidas.
Dios les bendiga abundantemente.

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