TIEMPO DE REFLEXIÓN
“No se aflijan por nada,
sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias
también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre
puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio
de Cristo Jesús.”
Filipenses 4. 6 – 7
La vida se rige por medio de
una gran cantidad de decisiones que tomamos en cada momento.
Todos, tarde o temprano, nos
ha tocado tomar más de alguna decisión embargados de mucha duda. Hay decisiones
simples en las que con facilidad se decide por su claridad. Sin embargo hay
otras más importantes y trascendentes aun cuando son complejas.
La decisión más importante
que todo ser humano debe hacer y que según sea esa decisión así será la clase
de vida que tendrá. Es el creer en Jesucristo como su Salvador personal o
rechazarle.
Esta es la más importante de
toda persona ya que de esta depende la vida eterna de felicidad o la vida
eterna de sufrimiento. El resto de las decisiones no determinan el destino
final del ser humano, pero esta decisión.
La segunda decisión más
importante de la vida es el matrimonio ya que cuando dos personas de sexo
opuesto (mujer y hombre) deciden unirse en matrimonio es para toda la vida
según la perspectiva de Dios en la Biblia. Así que la primera repercute no solo
en la vida presente sino en la vida futura en la eternidad, mientras que la
segunda repercute en la vida presente y futura durante se habite en la tierra.
Sin embargo, hay muchas
otras decisiones importantes que todo ser humano debe hacer y que no son
diarias ni rutinarias. Por ejemplo, que clase de carrera pienso estudiar, lugar
donde vivir, iglesia donde congregarse, clase de amigos que quiero tener, etc.
Es en esta clase de decisiones donde debemos recurrir a la autoridad máxima de
mi vida, la Biblia, para conocer lo que Dios mismo dice.
No olvidemos lo que dice
Filipenses 4.8-9 antes de tomar una decisión sea rutinaria o no. Basado en
esto, quiere decir que todos los seres humanos sabemos con claridad que cuando
hacemos una decisión, o ya tenemos un conocimiento previo de que hacer esta
decisión es mala o buena, por lo tanto, aunque sea dudosa la decisión, lo
hacemos conscientes que eso es bueno o malo.
Dios nos ha llamado a ser
santos, a vivir en santidad, a ser sal y luz en medio de este mundo, no nos ha
llamado a participar del mundo.
La Biblia dice que no nos
acomodemos a las cosas de este mundo (Romanos 12.1 - 2), porque los deseos de
la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no vienen de Dios
(1 Juan 2. 16 - 17), porque de Dios solo viene todo don perfecto (Santiago
1.12), pero nosotros cuando decidimos dudando, eso ya es pecado (Hebreos 11.5 -
7), y debemos recordar que si esa decisión se toma dudando, esa decisión viene
de la carne por lo tanto es pecado.
Así que, siempre que tomemos
una decisión, procuremos que sea basada en la Biblia, guiados en oración, por
el amor, el bienestar de los demás y nuestra madurez espiritual. Debe estar
seguro que la decisión que tomemos le agrade a Dios y nos ayude a crecer
espiritualmente. Nunca tomemos una decisión en estado de enojo, de apuro, de
duda, inseguridad y sin pensar. Escuchemos también la opinión y sugerencia de
nuestro cónyuge, padres, expertos antes de decidir.
Cuanto más consultemos a
Dios antes de tomar una decisión, menos probabilidad de fracaso tendremos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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