TIEMPO DE REFLEXIÓN
“El plan les pareció bien al
faraón y a sus funcionarios, así que el faraón les dijo: ¿Podremos
encontrar otro hombre como éste, que tenga el espíritu de Dios? Y a José le
dijo: No hay nadie más inteligente y sabio que tú, pues Dios te ha hecho saber
todo esto.
Tú te harás cargo de mi palacio, y todo mi pueblo obedecerá tus
órdenes. Sólo yo seré más que tú, porque soy el rey. Mira, yo te nombro
gobernador de todo el país de Egipto”. Génesis 41. 37 – 41
No hay nada más placentero sentir
que después de mucho tiempo de problemas, de situaciones difíciles, de
injusticias. Todos nos hemos sentido así, que estábamos en una tormenta que
parecía no tener fin, pero al final de la tormenta siempre llega la calma, no
hay noche suficientemente larga, siempre acaba saliendo el sol.
José sabía lo que era estar
en una tormenta, vendido y desechado por sus hermanos, acusado injustamente de
intento de violación, olvidado en la cárcel, pero su tormenta tenía un final,
el sol iba a aparecer. "Y Faraón dijo a José: Puesto que Dios te ha
hecho saber todo esto, no hay nadie tan prudente ni sabio como tú. Tú estarás
sobre mi casa, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes; solamente en el trono yo
seré mayor que tú."
¡Qué restitución! De estar
encarcelado a ser el segundo gobernador del pueblo más grande e importante del
momento, Egipto. La recompensa a su perseverancia llegó a lo grande.
Cuando conducimos por una
carretera larga y sin ninguna luz más que las del propio coche pueden parecer
que la carretera nunca acabará, que la oscuridad permanecerá para siempre, pero
siempre hay un rayo de luz, los primeros rayos del alba, las primeras luces,
darán luz en medio de esa oscuridad.
Quizá nos sintamos como José
abandonados, pero llegará el momento en que el amoroso Dios “rescatará de
la fosa nuestra vida” y “junto con la prueba dará también la salida.”
“No se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel”, “aunque andemos en
valle de sombra y de muerte no temeremos mal alguno” Dios está con
nosotros.
¡Confiemos en Dios! “Su
misericordia es nueva cada día” Toma las promesas que ha dejado escritas
en la Biblia, memoricémoslas, creámoslas y recordémoslas en el momento de la
angustia.
“El que empezó la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Donde siempre hay sol
acaba convirtiéndose en un desierto, así que “dad gracias en todo, porque
esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”.
Si estamos en la tormenta
aferrémonos a Cristo, él nos sostendrá y nos restaurará, y al final de la tormenta
llegará el sol, el sol de Su misericordia la cual nos sacará del pozo.
Dios les bendiga
abundantemente.
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