TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Entonces Jacob llamó a sus
hijos, y dijo: Reuníos para que os haga saber lo que os ha de acontecer en los
días venideros. Juntaos y oíd, hijos de Jacob, y escuchad a Israel vuestro
padre”. Génesis 49. 1 – 2
Que importante es bendecir a
otros, y más cuando se trata de nuestros hijos. Porque bendecirlos significa
desearles el bien y ponerlos en las manos de Dios.
Antes de morir, Jacob
convocó a todos sus hijos para bendecir a cada uno. En la cultura
bíblica, esa última bendición del padre era muy importante, y era considerada
como parte de la herencia que un padre les dejaba a sus hijos.
La bendición de Jacob no
consistía en desear buenas cosas para los hijos. La bendición bíblica no
está basada en “buenos deseos”, sino en una apreciación profética. Está
basada en la apreciación del carácter de cada hijo, según el padre lo aprecia
con ojos espirituales. En otras palabras, la “bendición paterno” son
palabras proféticas que reflejan lo que el padre ve con ojos espirituales en los
hijos.
La bendición final de Jacob
es que sus palabras no sólo iban dirigidas a sus hijos, sino que estaban
proyectadas también a su descendencia después de ellos.
Jacob tuvo una revelación de
lo que acontecería en los “días venideros”.
En ese tiempo Jacob llegó a
entender que el proceso de selección ya había terminado.
Dios no iba a elegir a uno
de sus hijos y rechazar a otros. A partir de ese momento, todos iban a
formar parte de la nación que Dios estaba formando para traer bendición a todas
las familias de la Tierra, tal como lo había prometido a Abraham e Isaac.
Esa bendición llega a cada
uno de los que han creído por medio de Jesucristo, por Él somos partícipes de
tan grande bendiciones.
Dios le bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario