UN MOMENTO CON DIOS
Bendito sea el Dios y Padre
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado…" (Efesios 1. 3 - 6)
Toda bendición espiritual” incluye
las provisiones del evangelio como la salvación, el perdón, la redención, la
reconciliación, la justificación, etc. En otras palabras: Dios mora en
nosotros; Somos miembros del cuerpo de Cristo (su iglesia); tenemos la vida
eterna, tenemos gozo y paz, tenemos el privilegio de hablar con él en todo
momento.
Si somos salvos, es porque
Cristo nos redimió, y nos perdonó. Dios no puede justificarnos y reconciliarnos
sin perdonarnos. El morar Dios en nosotros significa que recibimos todas estas
bendiciones y también la fuerza espiritual para llevar una vida en santidad y
cumplir la obra de Dios aquí en la tierra.
"lugares
espirituales", se refiere a propósitos de naturaleza celestial.
"Nuestra ciudadanía está en los cielos", somos "extranjeros y
peregrinos" aquí en este mundo.
"según nos
escogió..." Dios no hace nada por casualidad. Este texto indica claramente
que el plan de Dios es más antiguo que el mundo. Todo detalle era y es parte de
su plan original.
"adoptados hijos",
esto es ser herederos legales con todos los derechos y privilegios de un hijo.
Cuando un hombre adopta a un hijo, le da su nombre y lo trata como si fuera su
propio hijo. Pablo emplea este término para enseñar que somos hijos por medio
de una relación espiritual, habiendo sido redimidos por Cristo.
El plan de Dios, antes de la
fundación del mundo, tenía el diseño y propósito de juntar un pueblo especial
que estuviera con El para siempre en el cielo. Este plan incluyó a los hombres
de todas las naciones, te incluyó a ti a mí, en amor, según el puro afecto de
su voluntad y, por tanto, herederos de todas las bendiciones espirituales en
Cristo.
Dios les bendiga
abundantemente.
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