UN MOMENTO CON DIOS
Apartarse del mal
“El prudente ve el mal y se aparta de él”. (Proverbios 27. 12)
“Entonces le dijo: Te ruego,
pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos,
para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de
tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él
entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los
muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los
profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levantare de los
muertos." (Lucas 16. 27 – 31)
Con anticipación, Dios nos ha
prevenido de las consecuencias del pecado, del pago que nuestros errores
acarrean. Nos los anunció siglos atrás por medio de sus profetas, por esto en
Isaías 46. 10, nos dice “que anuncio lo por venir desde el principio, y desde
la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré
todo lo que quiero;”.
Ahora nos previene por medio
de personas que anuncian el mensaje, las buenas nueva de Jesús, usando la
escritura, sin embargo, ¿hemos recibido su anuncio? ¿Hemos tomado las
precauciones necesarias ante la prevención que Él nos hizo? O ¿Seguimos tomando
las curvas de la vida a velocidades no permitidas?
“El prudente ve el mal y se
esconde, pero los incautos pasan y se llevan el daño”. El proverbio es claro,
si somos prudentes libraremos nuestra vida de males, pero si pasamos por alto
la señal de peligro, el riesgo es inminente, el peligro es latente; el mal no
descansará hasta que haya logrado que nos desviemos de la voluntad de Dios y
choquemos pasando la curva.
Si alguna persona nos está
anunciando la Palabra De Dios, tomémosla con seriedad y atención, pues es una
señal de parar, de que corremos peligro de muerte. Tengamos en gran estima la
Palabra de Dios, pues además es para nuestra bendición, edificación y como
prevención de peligro.
Dios les bendiga
abundantemente.
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