UN MOMENTO CON DIOS
La tragedia de una vida
desperdiciada.
“Pero DIOS le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” (Lucas 12. 20)
La muerte es inevitable, pero
a veces nos sorprende.
La parábola de hoy describe
esa situación. Habla de un hombre que tuvo comodidades y riqueza, pero que sólo
pensó en su tiempo en la Tierra. La muerte vino sin avisar, y no pudo llevarse
nada consigo. Dios lo llamó necio por vivir enfocado solo en sí mismo.
Aunque era rico a los ojos del
mundo, el hombre no tenía ninguna relación con Dios y no había invertido nada
en el reino de Cristo. Todos los tesoros que guardó aquí no valían nada una vez
que murió. Lo que es aún peor es que, sin Cristo, estaría separado de Dios para
siempre. Piensa en el trágico desperdicio de una vida así.
Al pensar en las decisiones
que tomó este hombre, ante esto podemos hacernos dos preguntas importantes que
debemos considerar:
Primero, si muriéramos hoy,
¿iríamos al cielo? La salvación es un regalo para quienes confían en Cristo
como el sacrificio aceptable por el pecado. ÉL es el único camino: ninguna
excusa o creencias en otros caminos servirán. La Biblia enseña que cuando los creyentes
mueren, se encuentran de inmediato en la presencia del Señor: “Así que nos
mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto
al Señor.” (2 Corintios 5. 8)
Segundo, ¿qué estamos haciendo
con nuestra vida? ¿Estamos siendo motivado por deseos egoístas? ¿O es nuestro anhelo
promover el Reino de Dios?
Como el hombre de esta
parábola, no sabemos cuándo moriremos. Lo que sí sabemos es que la muerte es
inevitable. Morir es un tema desagradable, pero la eternidad es digna de nuestra
atención. En definitiva, es una inversión sabia asegurarse de la salvación e
invertir en el Reino de Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario