UN MOMENTO CON DIOS
El testimonio de Dios.
“No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar, pero también los que no lo son. Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin. Así lo dice las Escrituras: «El justo por la fe vivirá.»” (Romanos 1. 16 – 17)
Nadie nace siendo ateo o
agnóstico, “Lo que de Dios se puede conocer, ellos lo conocen muy bien,
porque ÉL mismo se lo ha mostrado” (Romanos 1. 19).
El Padre ha dado a cada
persona testimonio congénito de Su existencia, pero ésta no es la única
evidencia dada a la humanidad.
La creación misma da
testimonio de los atributos invisibles de Dios, de Su poder eterno y de Su
naturaleza divina: “pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer,
si se reflexiona en lo que él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue
creado, claramente se ha podido ver que él es Dios y que su poder nunca tendrá
fin. Por eso los malvados no tienen disculpa.” Romanos 1. 20.
Sin embargo, es posible
ignorar o rechazar tanto los testimonios internos como externos de Dios. Cuando
eso sucede, la mente se oscurece poco a poco hasta que ya no ve la luz de la
verdad.
Al escuchar esto, muchos
creyentes se preocupan por las multitudes que nunca han escuchado el evangelio.
Se preguntan: ¿Cómo pueden salvarse las personas si la única evidencia que
experimentan del único Dios verdadero es el mundo natural y un sentido innato
de su realidad, que su cultura puede tratar de negar o manipular? Sin
embargo, el texto dice que no hay excusa para quien rechace ambos
testimonios (Romanos 1. 20).
Una cosa que debemos recordar
es que Dios es Justo, y no podemos pretender ser más compasivos y
misericordiosos que Él.
Podemos confiar en que el
Señor juzgará a cada persona con justicia: “Proclamaré el nombre del
Señor: ¡reconozcan la grandeza del Dios nuestro! Él es nuestro protector; sus
obras son perfectas, sus acciones son justas. Es el Dios de la verdad, en él no
hay injusticia; ¡él es justo y verdadero!” (Deuteronomio 32. 3 - 4).
Todas las personas serán
evaluadas de acuerdo con la verdad que recibieron, las oportunidades que
tuvieron, y lo que hicieron con ambas: ¿Creyeron o rechazaron lo que Dios
reveló?
Algo que podemos saber con
certeza es el rol que tenemos en el plan divino: la Biblia es clara en cuanto a
que debemos dar testimonio de Cristo a tantos como sea posible.
Tenemos la oportunidad de
compartir el Evangelio con personas en nuestra esfera de influencia. Ése es el
plan de Dios para los no alcanzados.
Dios les bendiga abundantemente.
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