UN MOMENTO CON DIOS
Para pedir en oración.
“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis mandamientos.” (Juan 14. 12 – 15)
Jesucristo hizo una
declaración audaz cuando dijo: “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo
haré” (Juan 14.14). Ya que va contra la naturaleza de nuestro Dios Trino
romper una promesa: “en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que
no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,” (Tito 1. 2), sabemos
que el Señor cumplirá esa promesa.
Entonces cuando pedimos algo y
no pasa nada, el problema no es Dios. Puede ser que el momento no sea el
adecuado, o que la respuesta llegue en forma diferente a lo que esperábamos.
Pero también puede ser que nuestro corazón no esté en el lugar correcto. Cuando
se trata de pedir, el Señor quiere que:
Nos acerquemos a ÉL en total
dependencia de los méritos de Cristo. La sangre del Salvador pagó por
nuestro derecho a entrar en la santa presencia del Padre.
El sacrificio de Cristo en el
Calvario quitó nuestros pecados y nos cubrió con justicia, lo que nos permite
acudir ante el trono sin avergonzarnos. No ganamos el favor de Dios por medio
de nuestras obras, ni por nuestra espiritualidad. Dios responde porque Su hijo
está sentado a Su diestra, intercediendo por nosotros.
Nos acerquemos a Él en
santidad, es decir, separados del pecado.
No podemos esperar que el Señor
nos escuche si hemos “abrigado maldad” en nuestro corazón: “Si
en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría
escuchado;” (Salmo 66. 18).
Si Dios contestara la oración
cuando estamos viviendo en pecado, entonces estaría aprobando nuestra
transgresión. Por tanto, debemos apartarnos del pecado antes de pedir algo en
oración.
Dios es fiel. ÉL quiere darnos
lo que necesitamos y bendecirnos. Pero primero quiere que los corazones de Sus
hijos estén en armonía con el Suyo, de modo que las peticiones tengan motivos
puros.
Quienes viven conforme a la
voluntad de Dios pueden confiar en que Él les dará cualquier cosa que pidan en
el nombre de Su Hijo.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario