lunes, 27 de enero de 2020

Tiempo... Salmos 37. 4 - 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, tu derecho como el mediodía”.  Salmo 37. 4 – 6


Siempre al inicio de una nueva etapa y nuevos planes hay expectativas de que todo salga bien. Pero para el creyente la pregunta más importante que debemos hacernos es ¿Esto está de acuerdo a Su voluntad, honro a Dios con mis planes?
Si los propósitos trazados no son para honrar a Dios o no están de acuerdo a su Palabra, no tendremos el favor de Dios para llevarlos a cabo. La Biblia dice: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él”. (Colosenses 3.17).
A la luz de la Biblia podemos tomar determinaciones radicales como:
1) Pedir al Señor sabiduría para hacer los planes que Él determine para nosotros, en Santiago 1.5 dijo: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
2) Poner la confianza y la fe en el poder de Dios que está a nuestro favor, pues las dificultades en nuestro caminar diario probarán la calidad de esta confianza.
3) No dejar de congregarnos para no ser ovejas sin pastor.
4) No desanimarse ante los fracasos de la vida, Él dijo en Isaías 41.10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
5) Nuestra principal dependencia tiene que ser siempre del Espíritu Santo quien nos guía a toda la verdad y nos hace saber las cosas que habrán de venir.
6) Deleitarnos en su presencia de una manera práctica, integral y completa dando alabanza y adoración.
7) Llevar una vida de constante oración y lectura de su Palabra.
Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15.5).
Si Dios es el centro de nuestras determinaciones, tendremos éxito en lo que emprendamos, pues nuestra dependencia y compromiso es con el Señor.
Dios les bendiga abundantemente.

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