martes, 28 de enero de 2020

Tiempo... Juan 6. 40



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”  Juan 6.40


Esta es la promesa de Dios, que todo aquel que crea en su hijo, aunque muera físicamente, despertará para vivir eternamente con Dios. (Juan 11.25). Todos nosotros estábamos lejos del Padre, nuestro espíritu estaba muerto a causa del pecado y en esto se mostró el amor de Dios: envió a su hijo, se hizo hombre, habitó entre nosotros, para enseñarnos su Palabra, para darnos ejemplo, para morir a causa de nuestros pecados y delitos.
Esta promesa de salvación fue escrita con la sangre preciosa de Jesús, por lo tanto, Dios no dejará de cumplirla en el corazón de todo aquel que escucha y cree, para tomarlo y sacarlo de la oscuridad, llevándolo a La Luz verdadera de Cristo, como dice la escritura: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. (Colosenses 1.13).
Entonces, es una promesa cierta que, al ser tomada, tiene como consecuencia la vida eterna, la paz verdadera, la redención (salvar o rescatar a alguien, dar por terminado un castigo, liberar algo que estaba hipotecado o embargado) de nuestra alma. Recordemos que fuimos comprados con la preciosa sangre de nuestro Salvador y Redentor Jesucristo.
Ahora, Jesús desea que vivamos una relación íntima y personal con Dios a través de su vida en nosotros; somos sus hijos, por eso tenemos un futuro y una esperanza cierta gracias a Cristo que nos dio esta promesa de salvación.
Dios les bendiga abundantemente.

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