LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 4
Génesis capítulo 4
Este capítulo
4 nos revela la magnitud de lo que verdaderamente le había sucedido al hombre.
Por su incredulidad y desobediencia se había apartado de Dios, y había pecado
de tal manera que trajo el juicio de Dios sobre sí mismo y sobre su
descendencia.
Adán nos ha
transmitido una naturaleza bastante mala, lo que se encuentra revelado en la
historia de los dos primeros hijos de Adán y Eva.
Adán y Eva no
anticiparon que la lucha entre el bien y el mal iba a ser prolongada.
Cuando Caín
nació, al comprobar Eva que el Señor le había enviado un niño, y como Dios
había dicho que la simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente,
debió pensar que había llegado el momento del cumplimiento de tal promesa. Pero
Caín no era esa persona. No era, en absoluto, un salvador. Era un asesino.
Pasaría mucho tiempo hasta que llegase el Salvador. Es así que por miles de
años se ha venido desarrollando esta lucha entre la simiente de la mujer y la
simiente de la serpiente.
Adán y Eva tuvieron
un segundo hijo Abel; cada uno de sus hijos siguieron un oficio diferente, Caín
fue labrador de la tierra y Abel pastor de ovejas.
Un día, los
dos hermanos llevaron una ofrenda a Dios, cada uno del fruto de su trabajo,
pero la actitud de los hermanos fue diferente al presentar su ofrenda ante
DIOS.
En primer
lugar, cuando Caín trajo su ofrenda a Dios, no vino con fe, sino por iniciativa
propia, la ofrenda que presentó negaba la maldad de la naturaleza humana,
excluyendo el sacrificio con derramamiento de sangre que señalaba al Redentor
que habría de venir al mundo. En segundo lugar, la ofrenda de Caín estaba
negando la realidad de que el hombre estaba separado de Dios. El joven actuó
como si todo estuviese bien en su relación con Dios.
Mucha gente
habla, hoy en día, sobre la paternidad universal de Dios, es decir, que Dios es
el Padre de todos, y de la fraternidad universal del hombre, que todos somos
hermanos. Esto no es así. Nosotros no nacemos siendo ya hijos de Dios.
Abel ofreció
las primicias de sus ovejas como sacrificio, en una actitud de fe para
acercarse a DIOS.
La justicia
de Caín era su propia justicia. La de Abel, se basaba en la fe en un sacrificio
que se proyectaba hacia el futuro sacrificio de Cristo.
Abel fue
aceptado a causa del sacrificio que presentó por la fe. En cambio, la ofrenda
de Caín, no fue aceptada por Dios.
Esto provocó
el enojo de Caín que estaba lo suficientemente airado como para asesinar a su
hermano.
El apóstol
Santiago dice: "Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz al
pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte." (Santiago
1.15)
El enojo de
Caín le llevó al crimen, pero detrás de esto estaban sus celos y su orgullo.
Después de la
tragedia, Caín, en vez de arrepentirse, se alejó de la presencia de Dios y
fundó una civilización que se desarrolló totalmente separada de Dios.
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