LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 25
Fue hasta
después de encontrar mujer para su hijo Isaac, y así asegurar la descendencia
de la simiente prometida, que Abraham pensó en su propia necesidad de compañía.
Con Cetura,
su nueva esposa, tuvo seis hijos. Aquí no sólo se mencionan los hijos de
Cetura, sino también algunos de sus descendientes.
A pesar que
Abraham tuvo más hijos, él decidió que su único heredero sería Isaac, porque él
era el heredero espiritual de la promesa. Sin embargo, también veló por
sus otros hijos.
Los otros
hijos no se fueron desprovistos, pues se les dio bienes materiales. Sin
embargo, Abraham dejó claro que la herencia espiritual, la promesa divina de la
tierra, era para el hijo de la promesa.
La parte más
valiosa de la herencia que Isaac recibió de Abraham no era tanto lo material,
sino el llamado y el pacto. Era una herencia espiritual, y la decisión no
era propiamente de Abraham sino de Dios. La Tierra es de Dios, y Él
decide a quién se la da.
Isaac debía
permanecer en la Tierra de
Canaán como extranjero, porque él tenía un llamado, un propósito, un destino en
la tierra que aún no poseían.
Isaac y sus
medio hermanos no debían vivir juntos como “una tribu”, sino cada quien aparte,
cumpliendo cada quien su propósito. Isaac tenía un llamado
espiritual. Él y su descendencia debían apartarse de las demás naciones
para formar un pueblo separado, santo para Dios. Por eso Dios los llevó a
vivir como “extranjeros” en Canaán y en Egipto, hasta hacer de ellos una
nación.
En este
capítulo también encontramos la genealogía de Ismael.
Es curioso
que también los descendientes de Ismael llegaron a formar 12 tribus, al igual
que también lo hará Israel. Ismael vivió muchos años 137 en total.
Sus
descendientes poblaron el desierto entre Israel y Egipto, y también parte de
Arabia. La mayoría de ellos eran nómadas, y algunos mercaderes.
Abraham murió
a los 175 años, cien años después que haber recibido su llamado
Isaac iba a
seguir el llamado y la obra iniciada por Abraham. Así como Dios bendijo a
Abraham, también lo hizo con su hijo Isaac, el hijo de la promesa.
A
continuación aparece la genealogía de Isaac en la forma de su historia.
Abraham había
buscado mujer para su hijo Isaac para asegurarse que la simiente prometida
siguiera y se cumpliera el plan de Dios. Curiosamente, la historia se repitió,
ya que la mujer de Isaac también era estéril.
Cuando finalmente
Rebeca quedó embarazada, la noticia fue que DIOS le dijo que tendría mellizos.
Pero el
principal mensaje era que el mayor serviría al menor. Esto iba en contra de la
costumbre, en la que el primogénito era quien recibía la autoridad dentro de la
familia.
En su
momento, nacieron los mellizos, tal como lo había anunciado el Señor.
Los mellizos
no eran gemelos idénticos, más bien, eran muy diferentes, no sólo físicamente
sino también en personalidad, carácter y visión de vida.
A Esaú le
gustaba el campo, mientras que Jacob prefería quedarse en casa con su
madre. Uno era el favorito de Isaac, y el otro el favorito de Rebeca.
Jacob había
preparado un potaje de lentejas, ese día Esaú salió a cazar.
Esaú estaba
más preocupado por satisfacer sus deseos temporales que por la herencia
familiar. El se dejó llevar por la carne, y despreció los valores espirituales. Jacob
anhelaba la primogenitura, y aprovechó el momento para “comprar el derecho de
primogénito” que eventualmente le sería dado a Esaú por haber nacido primero (a
pesar que Dios había revelado a Rebeca desde el vientre que el menor sería el
primogénito).
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