LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 24
El capítulo
24 de Génesis comienza haciendo referencia a la edad avanzada de Abraham.
Sara acababa
de morir, y él pensaba que pronto seguiría él. Para entonces, se
cree que Abraham tenía 137 años. Pero a él todavía le quedaban 38
años más de vida, pues murió a los 175 (Gen. 25.7)
Abraham todavía
tenía una misión que cumplir, debía asegurarse de dejar casado a su hijo Isaac,
para tener descendientes y asegurar que la promesa de Dios no muriera
allí.
Abraham se
dispuso buscar mujer para su hijo. Para ello, decidió enviar a su
siervo de mayor confianza con la misión de encontrarle una esposa para Isaac, pero
no podía ser cualquiera.
Abraham le
hizo jurar a su siervo que no buscaría una mujer entre las cananeas.
El rechazo a
los cananeos no era por discriminación étnica. Más bien, era un
asunto de creencias espirituales, de principios y valores.
Aunque
Abraham tenía razón de no querer una mujer cananea para su hijo, tampoco era
ideal que él regresara a la
Tierra y a la parentela de quien Dios le había dicho que
dejara atrás.
Las
condiciones que demandaba Abraham representaban complicaciones para el
siervo.
Abraham no
estaba poniendo su confianza en el siervo, sino en YHVH Dios del universo.
Abraham sabía
que Dios iba a proveer mujer para su hijo, para conservar la
descendencia. El sabía que el Señor mandaría a su Ángel delante,
preparando el camino, como lo hizo en el Monte Moriah.
El siervo
aceptó la misión y juró cumplirla. De inmediato, se puso en camino.
Este era un
viaje largo. Pero él no perdió tiempo. Tan pronto como
llegó, se puso en acción. Se dirigió directamente al lugar donde
podía encontrarse con las mujeres del pueblo.
El siervo de
Abraham no conocía a las mujeres de Harán, ni mucho menos sabía qué había en su
corazón pero Dios sí lo sabe, y por eso pidió una señal.
La respuesta
vino de inmediato. En realidad, Dios ya había preparado la respuesta
antes de que fuera pedida.
El siervo de
Abraham, pidió lo que estaba en el corazón de Dios, y la respuesta ya venía en
camino.
Rebeca había
pasado la primera prueba. Ella había demostrado ser generosa
Con todas las
señales confirmadas, él supo que Rebeca era efectivamente la futura esposa de
Isaac. Ya estando seguro, no tardó en expresar el propósito de su
visita.
Todas las
puertas se le abrieron a Eliezer, siervo de Abraham. No tuvo ni siquiera que
escoger, porque el Señor lo llevó a la puerta de la casa de la joven, y también
abrió los corazones de su familia para que aceptaran la propuesta. En ese
momento, el siervo volvió a postrarse en tierra para adorar a Dios y darle
gracias por su favor.
Rebeca aceptó
aún sin conocer a Isaac.
Isaac que
había quedado muy triste por la muerte de su madre, encontró consuelo al
casarse con Rebeca.
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