LECTURA
DIARIA
Génesis capítulo 11
La tierra de
Sinar de la que habla este capítulo, no ha sido identificada.
La
diversificación de las lenguas y la dispersión de los pueblos se presentan en
este relato desde otro punto de vista, ya no se trata, como en el capítulo
anterior, de algo bendecido por Dios, sino de un castigo impuesto al orgullo de
los humanos.
Los
descendientes de Noé retornaron rápidamente a sus costumbres paganas, por lo
tanto, Jehová decidió confundir su lengua y entonces los esparció sobre la faz de
toda la tierra.
La torre de
Babel fue un gran logro humano, una maravilla del mundo. Pero era un monumento
dedicado a la gente misma y no a Dios.
Lo que ellos
pretendieron convertir en un monumento a los esfuerzos humanos se transformó en
un símbolo del castigo divino al orgullo y a la autosuficiencia.
A veces
construimos monumentos a nosotros mismos (ropas caras, una gran casa, un
automóvil lujoso, un trabajo importante) para llamar la atención. Esto puede no
ser malo en sí, pero cuando los usamos para jactarnos y gloriarnos, toman el
lugar de Dios en nuestras vidas. Somos libres para desarrollarnos, pero no para
pensar que hemos reemplazado a Dios.
Aquí se
ofrece una lista de los descendientes de Sem, que fueron bendecidos.
De la línea
de Sem provienen Abram y toda la nación judía que conquistaría Canaán en los
tiempos de Josué.
Las
genealogías sirven aquí de vínculo transicional entre el período inaugural del
hombre y el período patriarcal, cuando Dios inicia el último proceso de
redención.
La longevidad
estaba decreciendo rápidamente, desde los 950 años de Noé a los 175 años de
Abraham, en sólo 10 generaciones.
Abram nació
cinco generaciones después de Babel.
Abram creció
en Ur de los caldeos, una ciudad importante del mundo antiguo. Los arqueólogos
han descubierto allí evidencias de una civilización floreciente en los días de
Abram. La ciudad comerciaba extensamente con sus vecinos y contaba con una gran
biblioteca.
Ur aparece
tres veces en Génesis. Probablemente se encontraba en el Irak meridional
moderno.
Taré salió de
Ur para ir a Canaán, pero se estableció en Harán. Pero esto no cambió el
llamamiento de Abram (Génesis 12.1).
Abram
respetaba el liderazgo de su padre, pero cuando Taré murió, se trasladó a
Canaán. La voluntad de Dios puede venir en etapas. Al igual que el tiempo que
pasaron en Harán fue un período de transición para Abram, Dios puede darnos
períodos de transición y tiempos de espera para ayudarnos a depender de El y
confiar en sus planes.
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