LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 8
Toda la
humanidad, salvo Noé y su familia, estaban ahora muertos, de modo que el
acordarse Dios de Noé, fue el retorno de su misericordia a la humanidad, a la
cual no había exterminado por completo.
Dios envió el
viento para secar la tierra y selló sus aguas, como la tierra no fue anegada en
un día, tampoco se secó en un día.
Noé envió a
un cuervo del arca que siguió volando y no volvió. Luego Noé envió una paloma
que volvió, la primera vez, sin buena noticia; pero la segunda vez, trajo en su
pico una hoja que había arrancado de un olivo, mostrando simplemente que los
árboles, los frutales, empezaban a aparecer sobre el agua. La segunda vez Noé
envió la paloma a los siete días de la primera, y la tercera vez fue también a
los siete días.
Por tercera
vez Noé envió una paloma para ver si la tierra estaba seca, pero esta vez no
regresó. A pesar de eso, Noé no salió del arca hasta que Dios se lo mandó.
Estaba esperando el momento que Dios señalaría.
Dios había
dicho a Noé cuando vendría el diluvio, aunque no le dio una revelación
detallada de los tiempos y pasos por los cuales terminaría. El conocimiento de
lo anterior era necesario para la preparación del arca, pero el conocimiento de
lo último hubiera servido sólo para satisfacer la curiosidad; el ocultárselo
ejercitaría su fe y paciencia.
Recién cuando
Dios se lo dijo, Noé salió y se encontró con un mundo desolado, aún así, no se
preocupó, lo primero que hizo fue edificar un altar para Dios. Empieza bien
quien empieza con Dios. Servir a Dios con lo poco que tenemos es la manera de
hacerlo crecer; nunca debemos pensar que es desperdicio aquello con que
honramos a Dios. La primera cosa hecha en el nuevo mundo fue un acto de
adoración.
Dios se sintió
bien agradado con lo que Noé hizo.
El diluvio
eliminó la raza de hombres malos, pero no quitó el pecado de la naturaleza del
hombre, que siendo concebido y nacido en pecado, piensa, imagina y ama la
maldad, aun desde su juventud, y tanto antes como después del diluvio. Pero
Dios por gracia declaró que nunca anegaría de nuevo al mundo. Mientras
permanezca la tierra, y el hombre en ella.
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