jueves, 5 de mayo de 2022

Un momento... A veces es bueno llorar

 


UN MOMENTO CON DIOS

A veces es bueno llorar

 

 “Jesús lloró” (Juan 11. 35)

 

Muchas personas que se encuentran en un estado depresivo han llegado a ese punto porque, de alguna manera, se las arreglaron para mantener su tristeza en secreto. Poco a poco fueron “embotellando” dentro de ellas el dolor y la aflicción por la que han estado pasando prefiriendo sufrirla solas.

La aflicción presenta un dilema para muchos creyentes. Cuando sentimos el profundo dolor de alguna pérdida, o de una crisis que estamos atravesando, a menudo lo ocultamos, creyendo que debemos estar gozosos externamente independientemente de lo que haya sucedido. Pero no debemos actuar así.

Cuando Pablo escribió a los filipenses exhortándolos a “regocijarse siempre” (Filipenses 4. 4), se encontraba preso y a la espera de una muerte casi segura. El pensar que pronto estaría con su Señor era para el motivo de gozo, aunque en aquel momento estuviese pasando por muchos sufrimientos. Por eso, en su carta, animó a los filipenses a que se regocijaran pensando en la vida venidera.

Para los cristianos debe ser motivo de gozo saber que los sufrimientos de esta vida son transitorios y que nos espera toda una eternidad en la que disfrutaremos de la paz y el gozo de Dios, pero esto no quiere decir que mientras llega ese momento no vamos a sufrir y a llorar en ocasiones.

El mismo Pablo escribe en Romanos 8. 18: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”

Llorar puede ser beneficioso en ocasiones. El llanto permite el desahogo de sentimientos que, de acumularse, pueden llegar a afectarnos profundamente. Claro que no debemos dejarnos controlar por el llanto y la tristeza, sino estar conscientes de que aunque es algo natural en esta vida, tenemos un Padre amoroso en el cual podemos apoyarnos y del cual vamos a obtener siempre el oportuno socorro, y la solución de aquello que nos hace sufrir.

En medio de su sufrimiento, David escribió el Salmo 6 en el que derrama su dolor, pero al mismo tiempo declara la razón de su esperanza y el fin de sus aflicciones.

No temamos llorar si estamos pasando por momentos de aflicción; no hay nada de malo en eso. Pero no olvidemos que el Señor está muy atento a nuestros problemas y que anhela abrazarnos y llorar junto con nosotros, consolarnos y asegurarnos que nada ni nadie podrá evitar que disfrutemos de la victoria que ÉL obtuvo para nosotros en el Calvario.

Dios les bendiga abundantemente.

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