viernes, 6 de mayo de 2022

Un momento... No nos gusta la corección

 


UN MOMENTO CON DIOS

No nos gusta corrección

 

 “El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores.” (Proverbios 13. 18)

 

A nadie le gusta que le llamen la atención por algo que está haciendo mal o por algún error cometido. Es el orgullo que no acepta que otros tengan la autoridad moral sobre nosotros para decirnos lo que está bien y lo que está mal.

Ese orgullo es el que a final de cuentas impide que podamos mejorar, pues siempre estaremos pensando que todo lo que hacemos es lo apropiado y por lo tanto no existe necesidad alguna de corrección. 

Al no poder mejorar nos estaremos hundiendo cada día más en nuestros vicios y errores por lo que tarde o temprano nos llegará la pobreza y la deshonra.

Es tan simple como que el que tenga la suficiente humildad para dejarse señalar sus faltas para luego buscar la ayuda de Dios que le permita transformarse y mejorar de acuerdo al poder de Dios que obra en él, podrá realmente progresar en el sendero de la excelencia y también podrá servir más efectivamente al Señor.

El no reconocer nuestra posición delante de nuestro Padre nos coloca en una peligrosa senda.

En tiempos pasados cuando una persona actuaba diferente a lo que decía creer se le llamaba hipócrita. Hoy en día, cuando alguien se comporta de esa manera, se dice que es una persona de mente abierta.

Dios es nuestro Padre y nuestra autoridad. Desatender Su corrección nos hace necios e insolentes, dos cosas que nuestro Padre no tolera y que seguirá corrigiendo en nuestras vidas utilizando diferentes métodos hasta alcanzar sus sabios objetivos.

Reconozcamos nuestra responsabilidad como adultos que somos y sometámonos bajo la poderosa mano de Dios. La obediencia es la clave del éxito de la vida del hijo de Dios. Andar por el sendero de la obediencia siempre nos llevará a un grato destino.

Recordemos que en estas cosas no pueden haber medias tintas. Cualquier descuido que mostremos en este aspecto nos irá llevando inexorablemente a caer en el infortunio.

Estemos, pues, atentos a la corrección y aceptemos con sencillez los llamados de atención que estaremos recibiendo en razón de nuestra desobediencia, para que no sólo mostremos la humildad que nos corresponde mostrar como hijos de Dios que somos, sino que también podamos permitir que el Espíritu Santo nos moldee y nos transforme y nos haga progresar en el sendero de la justicia y la santidad.

Dios les bendiga abundantemente.

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