miércoles, 1 de abril de 2020

LO QUE DEBEMOS CONOCER



LO QUE DEBEMOS CONOCER
Nuestro punto de comparación.

Es común escuchar a las personas compararse con otras que tienen conductas o maneras de actuar no muy virtuosas, y en tal sentido, al compararse con alguien que aún está en un proceso de transformación puede resultar mejor que esa persona y creer que por esa razón ya está completo.

La Biblia nos enseña a no mirarnos a nosotros mismos, ni a nuestros semejantes, sino a Cristo porque Él debe ser realmente nuestro punto de comparación.
Desde el principio Dios nos diseñó a su imagen y semejanza, y en posición ya recuperamos esa imagen perdida pero en acción es un proceso del día a día. Dice Romanos 8.29, que Dios nos predestinó para ser hechos conforme a la imagen de Cristo, es decir, el proceso de transformación implica ser como Cristo. La versión NVI parafrasea: “También los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo”, una vez más ratificando que la metamorfosis es teniendo como modelo al excelente Hijo de Dios.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1.6).
Dios no descansa hasta ver su obra completa y perfecta. El Espíritu comenzó una metamorfosis en cada discípulo del Señor y no cesará hasta que sea una obra perfecta, conforme a su diseño preparado de antemano.
Dios es Dios de excelencia y Él quiere que nosotros sus hijos tengamos esto como propósito de vida. Los hijos de Dios tenemos que ser cada día mejor, destacarnos por nuestra excelencia, por una conducta correcta y una actuación sin tachadura.
Así honramos el nombre de nuestro Dios y demostramos al mundo que sí ocurre, algo grande y maravilloso, cuando pasamos a ser cristianos.
Efesios 4.13, ratifica que al conocer al Hijo de Dios “…llegamos a ser un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Nuevamente la palabra perfección resalta como propósito de Dios en nosotros. Es una realidad porque Dios todo lo hace con excelencia, la obra de sus manos se destaca por la perfección y la superioridad, y nosotros sus hijos no podemos ignorar esta realidad de nuestro Dios.
Dios les bendiga abundantemente.

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