sábado, 11 de abril de 2020

LO QUE DEBEMOS CONOCER



LO QUE DEBEMOS CONOCER
Delante de Dios y de los hombres.

«Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres.» (1 Samuel 2.26). «Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.» (Lucas 2.52). «Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.» (Romanos 14.18). «… procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.» (2 Corintios 8.21).

Hay un gran peligro en querer caminar sólo delante de Dios, como también en querer caminar sólo delante de los hombres. Un equilibrio aquí es deseable.
Muchos de los que dicen caminar delante de Dios solamente y no delante de los hombres, supuestamente para agradar a Dios y no agradar a los hombres, siguen un camino individualista. Ellos tienen un gran concepto de sí mismos, y piensan que solos pueden dar las batallas de Dios y abrirse su propio camino.
Aún más, ellos quieren hacerse un nombre, por lo que no aceptan el contrapeso que significa la presencia de otros hombres de Dios a su lado, sirviendo juntos.
Esta expresión aparentemente tan espiritual de andar delante de Dios y no delante de los hombres, es muchas veces una excusa para seguir el camino del error, y para sembrar mortales herejías. Muchos falsos profetas que han salido por el mundo han tomado este camino.
El otro extremo es tan peligroso como el anterior. Si caminamos delante de los hombres y no delante de Dios, entonces somos hipócritas. Buscar agradar a los hombres sin tomar en cuenta a Dios es un pecado grave en un siervo de Dios. Quien toma por este camino, rápidamente será excluido de la carrera, o bien se transformará en un siervo de los hombres.
La Escritura nos dice que el joven Samuel, conforme iba creciendo, era acepto delante de Dios y delante de los hombres. Si Dios acepta a una persona para que le sirva, el pueblo lo sabrá.
El Señor Jesús, siendo todavía un joven, crecía en gracia para con Dios y los hombres. ¿Por qué no delante de Dios solamente? Porque su ministerio lo desarrollaría en favor de los hombres y para los hombres. Él amaba a los hombres y eso se demostraba en su carácter.
El testimonio que dieron acerca de él los dos discípulos que iban a Emaús, aunque insuficiente en otro aspecto, concordaba plenamente con lo que del joven Jesús dice la Escritura, en cuanto a su caminar «delante de Dios y de todo el pueblo.»
Pablo, por su parte, dice que es perfectamente posible agradar a Dios y ser aprobado por los hombres. Él se refiere específicamente a cómo uno debe conducirse ante los hermanos débiles en la fe para no ponerles tropiezo. Es necesario, entonces, considerar a los demás, para procurar su edificación. De esta manera, se agrada a Dios y se es aprobado por los hombres.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario