TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Dios
es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino; Quien hace mis
pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas…” Salmos 18. 32 – 33
A
veces en nuestra vida espiritual queremos que Dios nos dé una visión clara del
futuro, pero esto no funciona así. Aun cuando Dios le dijo a Abram:
“Deja
tu tierra y tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te
voy a mostrar.” Génesis 12.1.
Y
además le hizo una promesa de que su descendencia sería numerosa como las
estrellas.
No
le dijo claramente como lo haría. Abram tuvo que confiar en la guía de Dios.
Como hijos suyos nos cuesta confiar en Dios cuando no nos muestra claramente para
donde vamos, pero como Abram tenemos que aprender a depender de Dios, porque su
camino es seguro, porque siempre nos llevará por sendas de justicia por amor de
su nombre. Debemos confiar en que Dios nos guiará aunque no entendamos su plan
completo para nosotros.
Dios nos promete fortaleza para los desafíos que se presenten en nuestra vida, pero no promete eliminar los problemas porque son parte de nuestra formación. Si no hubiera caminos difíciles, ni montes que escalar, ni luchas diarias, no creceríamos como hijos de Dios.
Dios nos promete fortaleza para los desafíos que se presenten en nuestra vida, pero no promete eliminar los problemas porque son parte de nuestra formación. Si no hubiera caminos difíciles, ni montes que escalar, ni luchas diarias, no creceríamos como hijos de Dios.
Pero
de lo que debemos estar siempre seguros es que nunca nos dejará solos con
nuestras batallas, sino que está a nuestro lado para darnos fuerza y dirección
para enfrentarlas. “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el
fin del mundo. Amén”. Mateo 28.20.
Dios
les bendiga abundantemente.
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