TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Porque
éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus
ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus
obras.” 2
Corintios 11.13 – 15
En
la actualidad muchos hablan de Dios, el mundo está viviendo una época de engaño
como nunca se había visto en la historia de la humanidad. ¿Cómo distinguir
entonces la doctrina verdadera de Jesús?
Un principio importante es lo que Jesús nos enseñó, “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7.15 - 20).
Un principio importante es lo que Jesús nos enseñó, “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7.15 - 20).
De
qué nos sirve conocer la doctrina y expresarla elocuentemente si en nosotros
todavía domina la carne y no practicamos lo que predicamos.
Viviendo una vida de santidad, apartándonos del pecado, cambiando nuestra forma de actuar, mostrando frutos de arrepentimiento, es la mejor doctrina que podemos experimentar.
Viviendo una vida de santidad, apartándonos del pecado, cambiando nuestra forma de actuar, mostrando frutos de arrepentimiento, es la mejor doctrina que podemos experimentar.
Aunque
es cierto que debemos conocer y manejar con precisión la Palabra de verdad,
escrita en la Biblia, ésta debe ser obedecida primero en nuestra vida, pues si
no es así, podemos caer en el engaño de una mente intelectual y argumentativa
pero con baja moral, poco dominio propio; al fin de cuentas limitado, frente a
la revelación de Dios sólo una aparente elocuencia.
Un
conocimiento correcto de la palabra de Dios tiene dos componentes: la
interpretación correcta de las Escrituras y la puesta en práctica de sus
principios.
Iniciemos hoy a ser hacedores y no tan sólo oidores de la Palabra. Coloquemos sus principios en práctica, ésta es la verdadera forma de negarnos a nosotros mismos, de tomar la cruz y seguir a Jesús.
Iniciemos hoy a ser hacedores y no tan sólo oidores de la Palabra. Coloquemos sus principios en práctica, ésta es la verdadera forma de negarnos a nosotros mismos, de tomar la cruz y seguir a Jesús.
Dios
les bendiga abundantemente.
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