lunes, 3 de febrero de 2020

Tiempo... Apocalipsis 2. 4 - 5



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”.  Apocalipsis 2. 4 – 5


El Señor Jesucristo dice que tiene una queja contra la iglesia. La queja era que había dejado su primer amor.
¿Qué quiere decir perder el primer amor? Si ya no encontramos deleite en el Señor y no anhelamos la comunión íntima con él, y caemos fácilmente en cosas que desagradan al Señor, hemos perdido el primer amor.
Perder el primer amor es un peligro constante para todo creyente, pues el mundo los seduce y muchos fácilmente se alejan de Dios, pierden el contacto con la iglesia y dejan de practicar las disciplinas espirituales. Un creyente pierde el primer amor cuando la oración se convierte en una costumbre, la Biblia se queda olvidada en cualquier rincón y el congregarse se torna sin interés.
La pregunta es: ¿Cómo podemos recuperar el primer amor? Es necesario recordar de donde Dios nos sacó y el entusiasmo de nuestros primeros pasos en la fe, y cambiar nuestra manera de actuar. Volver a mantener la comunión ininterrumpida con Dios. Expresarnos mutuamente nuestro sentir. Es estar continuamente en intimidad con Dios y esto lo logramos, con su Palabra, la oración y la obediencia.
La Biblia dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”. (Marcos 12:30).
Dios reclama el amor del creyente, y es Dios la persona más interesada en que la relación funcione, en que la llama del amor cada vez sea más fuerte y más grande.
El amor que flaquea no es el de Dios, el amor de Dios es eterno, incondicional e incomparable, pero el que falla es el ser humano.
Vivimos el primer amor, cuando el Señor es nuestro primer pensamiento, cuando nuestro corazón arde de pasión por él, cuando guardamos sus mandamientos y con todo el corazón lo buscamos.
Nunca abandonemos nuestro primer amor y decidamos hacer las primeras obras para el Señor.
Dios les bendiga abundantemente.

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