jueves, 27 de febrero de 2020

Tiempo... 1 Timoteo 6. 6 - 12



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”   1 Timoteo 6. 6 – 12.

En la actualidad la crisis económica global ha afectado a muchos países, el ingreso promedio por persona ha disminuido; para muchos creyentes esto se vuelve una carga.
Aunque estamos en la misma situación de muchas personas, y vemos que unas pocas tienen una vida más cómoda, no debemos de compararnos con nadie, ni sentir envidia, porque a nuestro lado está nuestro Proveedor, que nunca se olvida de sus hijos.
Debemos disfrutar de toda la gracia que Dios nos da sin tratar de compararnos con otros. Él siempre suple todo lo que nos falta conforme a todas sus riquezas en gloria.
En vez de quejarnos debemos contentarnos y darle gracias en alabanza a Dios, porque Él cumple su Palabra en nuestras vidas, como dice el Salmo 37.25: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”.
Alabemos a Dios en medio de las dificultades económicas, porque tenemos un Sustentador que nunca falla.
Alegrémonos en Él porque nunca nos dejará solos.
Además, ¿qué sacamos con tenerlo todo pero viviendo angustiados por conseguirlo? Como dice Proverbios 15.16: “Más vale tener poco, con el temor del Señor que muchas riquezas con grandes angustias”. Alegrémonos en Dios.
Dios les bendiga abundantemente.

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