TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti
somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por
lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que
es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8. 35 – 39.
Para
cualquier cristiano desalentado en el día de hoy este poderoso pasaje ofrece la
seguridad del amor de Cristo, que está presente en cada momento de su vida.
Pablo
cita una cantidad de motivos para sentirse desanimado o quizás derrotado, pero
la más grande verdad es que ninguna de esas aflicciones puede separarnos del
amor incondicional de Cristo.
Aún
en medio de las dificultades seremos más que vencedores.
Ante
una tormenta podemos ver las consecuencias de maneras diferentes; un árbol
caído puede significar mucho trabajo para remover las ramas para poder limpiar
o pensar que tendremos leña para calentarnos en el invierno.
Podemos
ver las cosas con diferentes puntos de vista, ver el árbol sólo en términos de
daño, o ver la leña que se puede utilizar, y ver allí una bendición.
Cuando enfrentamos pruebas inesperadas, nos podemos acongojar tanto por el problema inmediato, que no vemos el beneficio posible.
Cuando enfrentamos pruebas inesperadas, nos podemos acongojar tanto por el problema inmediato, que no vemos el beneficio posible.
La
Palabra de Dios, en muchos pasajes nos recuerdan que Dios cuida de nosotros y
desea el bien para cada uno.
Donde
los ojos físicos ven problemas, los ojos de la fe ven posibilidades.
Dios
les bendiga abundantemente.
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