miércoles, 20 de octubre de 2021

Cada día... Imposición vs. complacencia.

 


CADA DÍA CON DIOS

Imposición vs. Complacencia.

 

Todos de alguna manera queremos retener para nosotros lo que hemos conseguido sea las cosas materiales o en especial a las personas que están con nosotros por amistad o por relación amorosa.

El problema no es que queramos retenerlos el problema está en la forma como los queremos retener.

En asuntos de pareja muchas veces sentimos que nuestra relación ya no es como antes, con nuestras amistades muchas veces sentimos que ya no están tan cerca de nosotros como en un principio y de alguna manera queremos retener esa amistad o esa relación.

Este era el caso de Roboam el hijo de Salomón y Jeroboam quien ahora estaba gobernando una parte del país. Los dos querían retener al pueblo.

Los seres humanos actuamos al estilo del péndulo de un reloj, estamos de un extremo al otro, es decir por lo general somos extremistas. Somos imponentes o somos complacientes.

Imposición. Roboam quería retener al pueblo a la fuerza con imposición. 1 Reyes 12.  11 “Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones” el maltrato hace que tarde o temprano perdamos lo que tanto queremos retener. 1 Reyes 12. 16, 19 “Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas. Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.” Para perder a alguien no es necesario que se vaya de la casa o de nuestro lado, muchos viviendo bajo un mismo techo y durmiendo en una misma cama ya hace ratos se han perdido del uno al otro.

Complaciente. Jeroboam quería retener al pueblo a través de ser complaciente con ellos. 1 Reyes 12. 28 - 29 “Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan.” El querer retener a alguien queriéndolo complacerlo en todo los convierte en sus esclavos y quedan expuestos a cometer errores que los llevan al fracaso. 1 Reyes 12. 33 “Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.”

Hay un factor determinante que nos lleva a tomar cualquiera de esas posiciones. Y ese factor es el miedo. El miedo a perder lo que tenemos nos hace ir a cualquiera de los dos extremos. 1 Reyes 12. 26 - 27 “Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David, si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá”

Como retener a una persona o lo que hemos conseguido.

1. Sirviendo. 1 Reyes 12.  7 a “Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres,” Las personas útiles y que piensan en los demás por lo general son más fáciles de querer y de amar.

2. Hablando bien. 1 Reyes 12. 7 b “y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre” De nuestra forma de hablar depende que los demás quieran estar con nosotros o que nos rechacen. Colosenses 4. 6 “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”

Escogiendo palabras adecuadas. Nuestra forma de hablar revela lo que somos Efesios 5. 19 “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;”

3. Exteriorizando nuestros buenos sentimientos. A los seres humanos nos es difícil decir un te quiero, te necesito. Etc. Pero nos es muy fácil insultar o maltratar con nuestras palabras.

La mejor forma de hablar bien o de cambiar nuestra forma de hablar es si cambiamos lo que hay en nuestro corazón. Lucas 6. 45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Desarma tu Corazón.

4. Manteniendo una buena actitud. La actitud de nosotros los seres humanos está determinada por nuestra forma de pensar. Antes de hablar con alguien muchas veces ya estamos predispuestos a la confrontación.

Pensando cosas agradables acerca de los demás. Filipenses 4. 8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

Lo que hay en nuestro corazón y en nuestra mente es lo que reflejamos en nuestro rostro lo cual determina nuestra actitud frente a los demás. Proverbios 15. 13 “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.”

Nuestra actitud está compuesta por nuestros actos y nuestra forma de hablar, de nada sirve un lindo detalle sui nuestra forma de hablar al entregarlo o siempre es desagradable.

Si sentimos que nuestra relación de pareja cada día se enfría, más que buscar culpables analicemos nuestra forma de ser y tratemos de cambiar nuestra actitud.

Para retener o conservar a una persona no necesitamos encarcelarla en los barrotes de nuestros celos o esclavizarlos bajo nuestra supervisión constante. La mejor forma de retener a alguien es con una buena actitud llena de mucho amor.

Dios les bendiga abundantemente.

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