domingo, 1 de noviembre de 2020

Tiempo... Salmo 119. 25 - 32

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

"Postrada está mi alma en el polvo; vivifícame conforme a tu palabra. De mis caminos te conté, y tú me has respondido; enséñame tus estatutos. Hazme entender el camino de tus preceptos, y meditaré en tus maravillas. De tristeza llora mi alma; fortaléceme conforme a tu palabra. Quita de mí el camino de la mentira, y en tu bondad concédeme tu ley. He escogido el camino de la verdad; he puesto tus ordenanzas delante de mí. Me apego a tus testimonios; Señor, no me avergüences. Por el camino de tus mandamientos correré, porque tú ensancharás mi corazón."  (Salmo 119. 25 – 32).

 

 La gente está perdiendo la esperanza y las ganas de vivir y esto no solo sucede a aquellos que no son cristianos, la presión de nuestra sociedad nos afecta a todos y esto debe llevarnos más que nunca a acercarnos a la Palabra de DIOS. 

La depresión y la tristeza aparecen en la vida cada vez más y más, nos hemos vuelto dependientes de lo material, la economía flaquea y esto crea desesperación, la felicidad desaparece y la agonía controla y domina nuestros pensamientos, las sonrisas se convierten en muecas y los cristianos dejan de brillar porque la oscuridad toma el control de las mentes, los corazones, dejamos de confiar en el DIOS que no proveyó, como dice el salmista nuestra alma se postra en el polvo y perdemos el gozo.

La crisis actual nos pone en alerta, pero lo cierto es que siempre ha habido épocas de crisis y catástrofes naturales, y el creyente siempre ha enfrentado las adversidades confiando en el Señor.

Recordemos la sequía en tiempos de José. Recordemos la viudez de Rut y Noemí. Recordemos la traumática experiencia de Job. Este hombre, Job, era un hombre rico en lo material y justo delante de Dios. Un día el diablo se presentó ante DIOS y pidió su permiso para tocar todas sus posesiones.

En el mismo día Job perdió a sus criados, murieron sus ovejas, robaron sus camellos, y un viento fuerte derribó la casa en la que estaban sus diez hijos y todos ellos perdieron la vida.

¿Y cómo reaccionó Job ante todo esto? Con estas increíbles palabras: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. (Job 1. 21).

Porque el gozo no se fundamenta en lo temporal, no tiene nada que ver con lo que tenemos, ni con la economía, ni con la familia, el gozo se fundamenta en Cristo y Cristo solo se revela en la Biblia.

Su Palabra es la que nos vivifica, ella es la que produce gozo en medio de la amargura, la que nos fortalece cuando lloramos, la que al caminar en sus mandamientos ensancha y fortalece nuestro corazón.

DIOS nos ha dado el tesoro más grande de su corazón, al Señor Jesucristo. Y si nos ha dado a Cristo, ¿qué no nos va a dar?

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos  8. 32).

Gracias al Señor que nuestro gozo está sustentado en la generosidad y la gracia de DIOS.

¿Estás triste? Recupera el gozo leyendo la Palabra de DIOS.

¿Tienes problemas económicos? Descansa en la provisión de DIOS y en Sus promesas.

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

 

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