martes, 3 de noviembre de 2020

Tiempo... Nehemías 4. 19 - 20

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.”  Nehemías 4. 19 - 20.

 

La herramienta más útil que tiene satanás es el desánimo. Cuando logra introducir esta herramienta en el corazón del hombre, le queda el campo abierto para plantar cualquier cosa que desee.

Fue ante el desánimo cuando Nehemías mostró su verdadera dimensión de líder. Nehemías inició la obra de reedificar los muros caídos de la ciudad de Jerusalén. Desde el inicio mismo de la obra no dejó de estar presente la oposición. Los enemigos de la obra conspiraron entre sí para caer por sorpresa sobre Jerusalén y hacerle daño. A todo esto, Nehemías no detuvo la obra. Cuando fue necesario, oró y puso una guardia armada.

Desistir de continuar con la obra hubiera sido equivalente a conceder una gran victoria al enemigo y esto estaba lejos de ser aceptado por Nehemías.

Recordemos que la obra había avanzado hasta más o menos la mitad. A medio camino es donde la situación se puso cuesta arriba. Los judíos fueron presa del desánimo. La causa del desánimo fue la debilidad. Probablemente el continuo trabajo causó cansancio, lo cual a su vez trajo como consecuencia la debilidad. El cansancio es caldo de cultivo para el desánimo.

Como creyentes que somos debemos buscar un equilibrio entre el trabajo y el descanso y cuando haya síntomas de un debilitamiento, lo más recomendable es desconectarse del trabajo y descansar. Otra causa para el desánimo fue la pérdida de motivación adecuada. Los judíos dejaron de fijar su mirada en una Jerusalén con sus muros reedificados y colocaron su mirada en los escombros. Cada vez que nos fijamos en el problema, estamos en peligro de caer en el desánimo. Llegamos a ser como Pedro cuando caminó sobre las aguas. Mientras miraba a Jesús todo iba bien, pero tan pronto retiró su mirada de él y se fijó en las olas del mar embravecido, empezó a hundirse. Otra causa para el desánimo fueron las amenazas de los enemigos de la obra. Sí, por un tiempo fueron capaces de vivir bajo la presión de la oposición, pero a la larga esta oposición empezó a hacer su efecto negativo en la moral de los judíos.

Nehemías tomó pasos para combatir el desánimo. Primero unió a las familias con un propósito común, la defensa de la ciudad. (Nehemías 4.13). Para Nehemías fue la defensa de la ciudad.

Segundo: Hizo que se fijaran en el Señor de la Obra no tanto en la obra del Señor. (Nehemías 4.14). Mirar a los escombros siempre desanima, pero mirar al Señor grande y temible disipa el desánimo así como la luz disipa las tinieblas. Tercero, introdujo cambios creativos. (Nehemías 4:15-18). Los cambios que introdujo Nehemías fueron tan creativos que lograron el objetivo deseado: que el desánimo desaparezca y todos vuelvan a trabajar.

Muchas veces cuando nos encontramos desanimados, un cambio creativo puede devolvernos el ánimo para trabajar.

Cuarto, diseñó un plan de defensa. (Nehemías 4. 19 - 20). Y por último fijo la mirada en los demás. (Nehemías 4. 21 – 23).

Una de las terapias más efectivas para combatir el desánimo es enfocar la atención en el servicio a los demás. Así se logra evitar el lamentarse por la situación de uno mismo o la auto conmiseración.

¿Cómo combatió Nehemías el desánimo? Buscó un propósito común, fijó su mirada en el Señor, introdujo cambios creativos, diseñó un plan de defensa y buscó maneras de servir a los demás. Que Dios nos ayude a luchar de esta manera contra el desánimo.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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